
Al parecer, esta fue la misma táctica que el magnate utilizó cuando cortejó a su primera esposa, Ivana. «Trump veía claramente a Diana como la esposa trofeo por excelencia», escribe Scott.
«A medida que las rosas y orquídeas se acumulaban en su apartamento, (Diana) se preocupaba cada vez más por qué debía hacer. Empezaba a sentir que Trump la acosaba», prosigue.
Selina Scott explica que Diana Spencer llegó a pedirle ayuda: «¿Qué voy a hacer? Me da escalofríos«, dice la periodista que le comentó la princesa. «Tíralos a la basura’, le aconsejé. Diana se rió», dice.
«Cuando (Diana) murió en París en 1997, Trump le dijo a sus amigos que su mayor arrepentimiento era que no habían salido. Él dijo que siempre pensó que tenía una posibilidad de romance y que habría tenido una oportunidad con ella«, concluye la autora.