La imagen de pacientes hacinados en los pasillos ha dejado de ser noticia. Se ha normalizado que falten camas en los hospitales y que el personal sanitario denuncie el desbordamiento del sistema público. A casi nadie le sorprende ya que su centro de salud dé cita para dentro de un mes o que acudir a Urgencias se convierta en una odisea interminable. ¿Por qué esto ya no impresiona? ¿Era previsible que se llegara a este punto? Quizá sí. Tal vez ha podido influir que sanitarios y pacientes lleven años advirtiendo de las grietas de un sistema que se cae a pedazos.
Se vio este verano, con el cierre de camas, las plantillas bajo mínimos y unos refuerzos «insuficientes». También se sufrió el otoño pasado, cuando las infecciones respiratorias estacionales arrasaron unos centros ya debilitados. Y también el año anterior, y el otro, y el de antes. ¿Y este? El cuento de nunca acabar. Aunque ahora con un «pequeño» matiz: la gripe se ha adelantado varias semanas respecto a lo habitual. ¿La consecuencia? Ya se conoce. Más colapso, más desgaste y un sistema público que vuelve a quedarse sin aire.
Así lo corrobora Antonio Blanco. Es médico de Urgencias en el hospital madrileño 12 de Octubre. Reconoce a Público que la hospitalización está desbordada: «La planta no da abasto y muchos ingresos se quedan atascados en Urgencias. Eso dispara el sobreaforo y complica la atención». El resultado es inmediato. «Pacientes graves acaban esperando en un sillón o en una camilla improvisada, cuando deberían estar ingresados en una cama, monitorizados y con una vigilancia adecuada. Aumenta el riesgo y disminuye la seguridad«. Los sanitarios sufren. «Sientes frustración y miedo. Sabes que el sistema, sin esta presión asistencial, podría ofrecer mucho más«, se desahoga. Pese a todo, Blanco reconoce que en su hospital se han incorporado refuerzos y se han activado algunas medidas para intentar descomprimir la presión asistencial.
Gloria Hernanz, trabajadora en el hospital La Paz: «Hacinados unos encima de otros… perfecto para que una epidemia se propague»
Gloria Hernanz trabaja en el Servicio de Urgencias del Hospital La Paz. «A las 13.00 horas de este miércoles había 80 pacientes pendientes de ingreso. La ocupación es tremenda, hacinados unos encima de otros… perfecto para que una epidemia se propague», dice en conversación con este diario. Achaca que la falta de personal es estructural: «Esto lleva todo el año así. La gestión del hospital deja mucho que desear frente a los problemas diarios con pacientes y trabajadores». Según Hernanz, el plan de ajuste económico vigente desde el año pasado en Madrid ha recortado aún más la cobertura de personal. No se limita al servicio de Urgencias: «En la planta de Cardiología estamos en mínimos. Llevamos una semana pidiendo cobertura por dos enfermeras de baja y hasta el día 21 de diciembre no las sustituyen. El próximo fin de semana, en turno de noche, habrá una sola enfermera para 28 pacientes. Si ocurre algo grave, no habrá quién lo atienda».
Este medio también ha recogido denuncias similares en distintos puntos del país. En A Coruña, una paciente presentó una reclamación —a la que ha tenido acceso Público— tras pasar 31 horas en una camilla en el pasillo de Urgencias del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) antes de ser ingresada. Desde el propio centro aseguraron a Público que el servicio no está colapsado, sino que «afronta un incremento de la demanda propio de estas fechas». En Santiago de Compostela, Fernando Abraldes, presidente de la Asociación de Pacientes y Usuarios del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), confirma a este diario que los pasillos vuelven a estar llenos de pacientes. Según explica, en las últimas 24 horas se registraron 517 atenciones y una ocupación del 89%, «lo que implica que habría hasta 166 camas físicas susceptibles de ser utilizadas si se asignara personal médico y de enfermería».
Antonio Macías, UGT Andalucía:
«El sistema está tan cogido con pinzas que cualquier aumento de presión hace saltar todo por los aires»
La situación se repite en Andalucía. Antonio Macías, secretario regional de Sanidad de UGT Servicios Públicos, sostiene que el colapso es generalizado. «El sistema está tan cogido con pinzas que cualquier aumento de presión —esta vez, la gripe— hace saltar todo por los aires. El desbordamiento empieza en Urgencias, se traslada a los quirófanos, después a las plantas… y al final se desviste un santo para vestir a otro. Es un despropósito propio de un sistema con una gestión muy mejorable», resume en conversación con Público.
Un ingrediente más se suma a la situación de colapso. Los niveles de incidencia de gripe en España son tres veces superiores a los del año pasado. En Catalunya, la situación tampoco mejora: según los datos del Sistema de Vigilancia de las Infecciones en Catalunya (SIVIC), la incidencia sigue en ascenso y con un aumento más pronunciado que en temporadas anteriores. Entre el 17 y el 23 de noviembre, se registraron 81 casos por cada 100.000 habitantes. Aunque todavía se considera un nivel bajo, las previsiones apuntan a que podría superar el umbral moderado en apenas dos semanas. Además, se observa un repunte del virus respiratorio sincitial (VRS), aunque su circulación por ahora sigue en niveles basales.
Los niveles de incidencia de gripe en España son tres veces superiores a los del año pasado
La consellera Olga Pané advirtió este miércoles en Catalunya Ràdio de que la comunidad está a punto de entrar en nivel alto de circulación —218 casos por cada 100.000 habitantes— y que el pico epidémico coincidirá de lleno con las fiestas navideñas. Según aclaró, la presión actual ya «ocupa» buena parte del sistema sanitario, y varios hospitales catalanes empiezan a notar signos claros de saturación. Público enumera en un artículo las comunidades autónomas y los centros donde es posible vacunarse contra la gripe sin necesidad de pedir cita previa.
¿Qué está fallando?
¿Por qué se repite el colapso año tras año? ¿Qué está fallando en la gestión sanitaria? Para Miguel Barrueco, portavoz de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, la respuesta es clara: si no se actúa sobre las causas, el problema se reproduce una y otra vez. «No solo no se han incrementado las camas ni las plantillas, sino que en algunos casos incluso se han reducido. Y seguimos con plantas cerradas que deberían estar operativas«, denuncia en declaraciones a Público. El resultado, dice, es inevitable: «Mismas causas y mismas decisiones conducen a las mismas situaciones, con una población cada vez más envejecida».
Barrueco subraya que esta falta de recursos obliga a gestionar camas y personal «al límite», lo que dispara el burnout y, en consecuencia, las bajas entre los profesionales. «El sistema no se hunde gracias a la entrega de quienes trabajan en él. Pero no se puede sostener así», insiste. «La asistencia sanitaria cuesta dinero. No hay soluciones mágicas. Lo sensato, casi siempre, es aplicar criterios de sentido común».

Para Xosé María Dios, médico de familia jubilado que ejerció en el municipio rural y costero de Outes (A Coruña), el origen del problema está en una Atención Primaria «languidecida». En Galicia, recuerda, la situación es especialmente grave: «De los 313 ayuntamientos de la comunidad, unos 200 carecen de pediatra». «Los centros de salud funcionan con menos personal y menos recursos, así que las consultas se desbordan con 50 o 60 pacientes al día», explica. En ese escenario, completa, muchas personas optan por buscar alternativas: «La ciudadanía termina acudiendo a los PAC o directamente a las Urgencias hospitalarias por problemas que, en condiciones normales, deberían resolverse en Primaria«.
Desde el sindicato SATSE Madrid alertan de que el Plan de Invierno no puede implementarse eficazmente cuando los centros asistenciales ya muestran signos de saturación por la gripe. «Tememos que vuelva a fracasar, como ocurrió el año pasado; las urgencias ya están desbordadas, con más pacientes que camas disponibles». El sindicato pone ejemplos sobre la mesa: «La Urgencia de La Paz amaneció el miércoles con 128 pacientes ingresados, pese a contar solo con 116 camas. Todo el servicio estaba atendido por apenas 16 enfermeras por turno». Reprochan que «harían falta, al menos, 2.000 enfermeras adicionales Servicio Madrileño de Salud para garantizar condiciones laborales mínimas y poder atender con seguridad a la población».
Lo último que se sabe es que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han logrado, por fin, cerrar un acuerdo en la Comisión de Salud Pública para aplicar un plan común frente a la gripe y otros virus respiratorios. El documento recupera entre sus medidas el uso de mascarilla en centros sanitarios, junto a otras actuaciones destinadas a mitigar el impacto de la ola vírica.