Los incendios forestales han arrasado 362.473 hectáreas en todo el país durante estas semanas se agosto, según datos del Sistema de Información de Incendios Forestales de la Comisión Europea (EFFIS, por sus siglas en inglés) de Copernicus, a 30 de este mes. 138.689 hectáreas han ardido en Galicia. El Gobierno de Alfonso Rueda, sin embargo, habla de momento de 95.000, es decir, en torno a 45.000 hectáreas menos de las que contabilizan los satélites europeos. «No es una diferencia discutible. La brecha es enorme, hablamos de que se oculta casi una tercera parte de la estimación de Copernicus. La Xunta tiene los datos reales, pero prefiere maquillar la realidad para que parezca que el daño medioambiental y patrimonial es menor», señala Francisco Lueiro, portavoz del colectivo ecologista Arco Iris.
Es cierto que las estadísticas que publica el satélite europeo, prácticamente en tiempo real, son provisionales y tienen en cuenta toda la superficie calcinada que van captando las camáras a decenas de kilómetros de distancia. Lo que suelen hacer luego las comunidades es descontar todas aquellas zonas que han sobrevivido a las llamas, conocidas como islas, así como las carreteras, los pastizales y los terrenos agrícolas o urbanos. «La Xunta, al mismo tiempo, suele ir aumentando su propia cifra hasta que ambas se aproximan. No hablamos tanto de una cuestión técnica, como de una estrategia de comunicación», apuntan distintos brigadistas consultados por Público, que prefieren, eso sí, no hacer pública su identidad. La Consellería de Medio Rural confirma a este medio que el dato que han revelado esta semana puede sufrir variaciones porque, «mientras no se controlan o extinguen» los focos, «no se pueden conocer las superficies exactas» que ha arrasado el fuego.
La administración autonómica recuerda además que en sus cálculos «no se contabilizan las hectáreas de índole agrícola» y trata de minimizar la polémica generada por el evidente desfase que existe por ahora entre ambos datos. «Dentro del perímetro de los incendios sigue habiendo áreas sin quemar. La diferencia con Copernicus puede responder a esta cuestión. (…) El satélite no distingue bien y preferimos ir sobre seguro», responden desde la cartera. La Xunta no solo rechaza las acusaciones de falta de transparencia, sino que recalca: «Todos los años, con la actualización del Pladiga [plan de prevención y defensa contra los incendios forestales], queda registrada con total claridad la información técnica (…) de todos los incendios forestales del año anterior». El problema es que el citado plan suele presentarse en la primavera del año siguiente, es decir, casi diez meses después del periodo de alto riesgo, cuando prácticamente nadie acude ya a cotejar información del número de hectáreas arrasadas por los incendios de la temporada anterior.
Copernicus también ha publicado sus estimaciones para el resto de las comunidades afectadas por los fuegos de las cuatro últimas semanas. El satélite europeo cifra en 150.000 el número de hectáreas quemadas este agosto en Castilla y León. Extremadura, por su parte, habría visto dañada una superficie de 45.000 hectáreas. Público ha contactado con las dos administraciones. La primera no ha respondido a las preguntas de este medio, pero hasta dos miembros de distintas brigadas autonómicas han podido confirmar que no se dan datos diarios de las hectáreas calcinadas y que, una vez concluida la época de incendios, «hacen la medición y suelen rebajar lo que llega desde el satélite», excluyendo de nuevo los terrenos no forestales y «las superficies que no han ardido por completo, en las que ha quedado un poco de verde, por poco que sea». El objetivo, según estos profesionales, sería «hacer creer que han ardido menos montes y espacios de los que realmente han ardido, aparentar menos gravedad».
El Gobierno de María Guardiola sí ofrece resultados cuantitativos a medida que avanza en la extinción de los focos, tanto en el portal INFOEX como en los canales del 112 Extremadura. La Dirección General de Incendios explica así a Público cómo funciona su operativo: «Tenemos un helicóptero de coordinacion que realiza ortofotografías y nos permite conocer la superficie afectada por cada incendio casi en tiempo real». Los populares, aquí sí, ponen en valor tanto su propio sistema como el trabajo de los satélites del EFFIS. «Lo solemos comparar y las dos mediciones son similares, muy fiables y muy parejas«, insisten desde el departamento.
Asturias, donde se han quemado según Copernicus 2.405 hectáreas, realizó una primera estimación a partir de los cálculos del EFFIS, «basada en imágenes satelitales y análisis espectral, lo que garantiza la fiabilidad de los datos», tal y como confirman a este periódico fuentes de la Consejería de Movilidad, Medio Ambiente y Gestión Forestal. Los agentes medioambientales del Principado revisarán ahora los informes provisionales del satélite para hacer los oportunos ajustes antes de trasladar la suma definitiva al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Esta cartera no ha conseguido explicar a Público antes de la publicación de este artículo cómo realiza el cómputo total de las estadísticas de todas las comunidades y si tiene pensado establecer de aquí en adelante un criterio unificado para medir las superficies calcinadas en el conjunto del Estado.
El uso de medios del siglo pasado para cuantificar las cenizas
Este es, de hecho, otro de los grandes dilemas para los representantes políticos y los profesionales del sector. Galicia, por ejemplo, utiliza fotografías aéreas y herramientas manuales para medir la extensión de lo arrasado por las llamas. Así lo explica a Público la propia Consellería de Medio Rural: «Los sistemas de medición, mientras los focos no se han extinguido, toman como base la información que ofrecen los medios aéreos [fotografías desde helicópteros o aviones que luego se digitalizan] y también el personal que opera desde tierra. (…) Una vez controlados los incendios, se utiliza el GPS para determinar las superficies afectadas«. La Xunta, de hecho, insiste: «Estos sistemas tienen una amplia acreditación internacional en el sector». Los expertos forestales, sin embargo, consideran que la medición vía satélite es mucho más rápida, precisa y efectiva, sobre todo ante incendios tan grandes y virulentos como los de este verano.
«La perimetración manual te puede servir para clasificar un incendio pequeñito, pero no uno de 15.000 o 20.000 hectáreas. Los satélites son en estos casos la herramienta más fina. El GPS o las fotos aéreas pueden dar lugar a errores, principalmente humanos. El satélite es matemática pura: tienes cinco hectáreas, le restas dos [no calcinadas] y te quedan tres. Es como un tablero de ajedrez, no tiene truco», compara Carlos Madrigal, decano territorial de la Comunidad de Madrid del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales. Galicia también tiene «180 cámaras de vigilancia fija» desplegadas en sus montes. No es, eso sí, la única comunidad que utiliza fórmulas «convencionales» pese a los avances tecnológicos cosechados en los últimos diez años. Castilla-La Mancha y Asturias, de hecho, son dos de las pocas que recurren al satélite para la realización de estas tareas. «La diferencia es evidente», subraya el ingeniero.
Lo que sí hacen todas las autonomías es cubrir antes de final de año un parte de incendios normalizado a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Esto también tiene sus matices. Los agentes medioambientales de cada comunidad recogen en este formulario los datos definitivos de superficies quemadas e incorporan otros aspectos técnicos como el tipo de vegetación o el volumen de madera incendiada. El parte es el mismo para todos los territorios, pero cada uno, eso sí, mide a su manera el número de hectáreas afectadas. «El cálculo tendría que hacerse de la misma manera en todas las comunidades, sobre todo en lo referido a los grandes incendios forestales. Las competencias es cierto que son autonómicas, pero muchas cosas deberían estar unificadas a nivel nacional y una es, sin duda, la medición de superficies», continúa Madrigal.

Galicia solo informa de las quemas de más de 20 hectáreas
La manera que tiene cada comunidad de informar de los incendios también da para un capítulo aparte. Galicia vuelve a ser aquí una de las más polémicas, habida cuenta, eso sí, de que es la única que dispone de una cuenta oficial y específica para realizar las comunicaciones que tienen que ver con las emergencias forestales: @incendios085. Castilla y León, por su parte, tiene la plataforma INFORCYL, donde se informa del avance de los fuegos «en tiempo real», sin incluir, como se venía advirtiendo, el número de hectáreas calcinadas. El Gobierno de Mañueco también envía durante la época de alto riesgo dos partes de prensa diarios, uno a las 10.00 y otro a las 19.00. «Y todos los incendios de los que los que se va teniendo conocimiento, siempre que estén por encima de una hectárea, se van metiendo en la base de datos con la que trabajamos, de donde sale luego ese parte de prensa», explica Agustín Argulo, técnico de incendios en el operativo autonómico y delegado nacional de medioambiente de CSIF. Extremadura utiliza las cuentas de INFOEX. Y Barbón se sirve de las redes del 112 Asturias y saca notas de prensa diarias «en función de la evolución de los incendios», pero informando de todos ellos, «desde uno pequeño hasta uno de cientos de hectáreas».
¿Cuál es entonces la polémica con Galicia? El PP llegó al Gobierno de la Xunta en 2009. Feijóo desbancó al bipartito y se hizo con el control del Parlamento gallego. Los populares pusieron en marcha ese mismo año una «instrucción interna» para notificar únicamente por los canales públicos los incendios de más de 20 hectáreas, tal y como advierten fuentes jurídicas y sectoriales consultadas por Público y confirman desde la Consellería de Medio Rural. La administración alerta también de aquellos focos que afectan a parques naturales y de los que están en situación operativa 2. «El criterio de informar proactivamente de los incendios de más de 20 hectáreas se estableció en 2009, atendiendo a criterios técnicos y de responsabilidad», argumentan desde Medio Rural. El motivo sería, dicen, evitar un posible efecto llamada. «Informar de todos y cada uno de los registros que se producen podría generar alarma social y tener un efecto no deseado de incentivar la acción incendiaria«, precisan desde la Consellería.
La Xunta sostiene, eso sí, que ofrece «información detallada y puntual de cualquier foco por el que consulten los profesionales de los medios de información, independientemente de su superficie». La medida se tomó tres años después de otra de las grandes olas de incendios que amenazó Galicia, la emergencia de 2006. La comunidad estaba entonces gobernada por PSdG y BNG. «No es normal que se apueste desde un organismo público por esconder todos los incendios de menos de 20 hectáreas, porque tenemos muchos y afectan igualmente a nuestro patrimonio», critican desde el colectivo Arco Iris. Los brigadistas consultados por Público recalcan, no obstante, que esto es una «cuestión meramente informativa», porque tanto ellos como la Xunta «saben realmente lo que arde», y piden abandonar «por una vez» la batalla electoral: «No sirve de nada maquillar los resultados. Hacerlo es una decisión política y el fuego no entiende de colores políticos«.