No solo los golpes de calor matan, también la exposición prolongada en el trabajo
En el año 2023 se registraron un 24% más de accidentes laborales por calor, según un estudio sobre accidentalidad laboral elaborado por el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT). El año pasado fue uno de los más cálidos hasta la fecha y se cobró la vida de 3.009 personas, de las que el 66% fallecieron en el mes de agosto por “el exceso de temperatura”, subraya el informe.
Los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social recogen 199 accidentes laborales con baja por calor e insolación; un 27% más que en 2022, y un total de 105 accidentes con origen en las temperaturas extremas, la luz y la radiación, lo que supone un incremento del 18% respecto a los datos del año anterior.
Una información, la de la cartera de Trabajo, que a juicio de los sindicatos “no recoge la auténtica dimensión de este problema” ni para UGT, ni tampoco para el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), en especial en lo referente a los accidentes mortales. “Debemos seguir denunciando la infradeclaración de este tipo de accidentes de trabajo y la necesidad de modificar su comunicación para que se ajuste mejor a la nueva realidad climática”, apuntan desde UGT.
Para CCOO el problema reside en la forma de codificar los accidentes por calor. Consideran que es “confusa, no está bien descrita, y que conlleva problemas administrativos” a la hora de certificarla, por lo que piden una “mayor concreción”. Lo explica Carmen Mancheño, coordinadora de la Secretaría de Seguridad Laboral de CCOO, que incide en la necesidad de evidenciar la magnitud de los efectos que tiene la exposición a altas temperaturas en el lugar de trabajo.
“El problema va más allá de los golpes de calor, hablamos de morbilidad, y de enfermedades que se agravan debido a la exposición a altas temperaturas, factores que no se están teniendo en cuenta a día de hoy”, añade. Mancheño recuerda que hay accidentes y muertes que suceden días después de la exposición al calor, y enfermedades que se producen, no de manera inmediata como un golpe de calor, pero que son también resultado de las alteraciones en la salud que provoca la exposición a temperatura extremas.
El estudio Análisis descriptivo de la siniestralidad laboral en España y su relación con las olas de calor publicado en 2023 y que toma como objeto de estudio las ciudades de Madrid, Barcelona y València, revela que los accidentes laborales aumentan durante las olas de calor, e insta a “los servicios de prevención de riesgos y las Administraciones públicas a tomar medidas especiales para prevenirlos”. Por ejemplo, en las ciudades de Madrid y Barcelona, después de tres días de una ola de calor los accidentes laborales aumentan un 5%. En València las cifras son más altas. Tras cinco días de calor extremo, los accidentes laborales en general se disparan un 13%, debido al efecto nocivo que tiene el calor acumulado en el organismo humano.
Un nuevo sistema de prevención a implementar
En España, el Real Decreto-ley 4/2023, que se publicó en mayo de 2023, propone un nuevo marco de prevención de riesgos laborales durante episodios de altas temperaturas, incluyendo la prohibición de realizar determinados trabajos durante las horas del día en las que se produzcan fenómenos climatológicos adversos, en aquellos casos en los que de otro modo no pueda garantizarse la adecuada protección del trabajador.
El texto acuerda que las empresas deben de proveer de espacios a la sombra y suministro de agua a las plantillas, además de cremas solares, gafas de protección o ropa traspirable. Además, establece tres escenarios o niveles de alerta en los que se aplican una serie de recomendaciones y medidas adicionales. Los niveles se decidirán en función de los datos e información facilitada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y serán: verde, amarillo y naranja-rojo. En este último estado se prohíben los trabajos en solitario, se priorizarán las tareas en interiores o a la sombra y se suministrará agua con mayor frecuencia. Si se interrumpiesen tareas durante la jornada diaria, los trabajadores deberán recuperar el 70% de las horas perdidas a lo largo de los seis meses siguientes.
La ley del 2023 ha ayudado, obliga a cambiar la forma de trabajo o incluso paralizarla. Pero vincula esta decisión a las alertas de AEMET, algo que desde CCOO consideran que “no es suficiente”. En opinión de este sindicato, la “única alerta de referencia tendría que ser la que emite MeteoSalud, porque tiene en cuenta el impacto del calor en el organismo, no es lo mismo 30 en Murcia que en Asturias“, explica Carmen Mancheño, que subraya que las decisiones de salud “no se pueden vincular a una alerta meteorológica“. Esta petición de cambio en la ley de 2023 “ya está encima de la mesa y se está trabajando para implementar esta medida con criterios de salud”, explica CCOO. También inciden en que es necesario armonizar los sistemas de alerta, tomando como única referencia Meteosalud, “que es la que tiene demostrada la protección de salud real”, añade.
En este sentido, UGT insta a que se aplique la jornada intensiva de verano, “si así lo tienen recogido en sus calendarios laborales o convenios colectivos”, además de proponer la negociación de nuevos protocolos para prevenir las consecuencias del calor. Medidas que, como recuerda CCOO, ya están en la Mesa de diálogo social, en la que participan el Ministerio de Trabajo y los agentes sociales: CCOO, UGT, CEOE y Cepyme. En este órgano se está debatiendo la actualización de la Ley de Prevención del año 1995, “una buena ley”, en opinión de la coordinadora de la Secretaría de Seguridad Laboral de CCOO, pero que requiere “ser revisada y adaptada” a los nuevos tiempos y necesidades.
A peores condiciones, más accidentes y mortandad
Los trabajadores con peores condiciones tienen un 30% más de accidentes que los trabajadores con contrato indefinido, según el estudio de UGT, que muestra cómo los empleados indefinidos tienen mayor seguridad que los temporales o los fijos discontinuos. “Lo demuestran las cifras”, apuntan: se confirmaron 3.187 accidentes por cada 100.000 indefinidos a jornada completa; 4.257 entre empleados temporales con la misma jornada y 4.604 por cada 100.000 trabajadores entre los fijos discontinuos.
Las cifras podrían deberse en parte, según UGT, a los cambios que ha introducido la reforma laboral, como la accidentalidad que ahora se reparte entre temporales y fijos discontinuos, lo que podría haber provocado un aumento de la siniestralidad en ese sector. El que cuenta con menor accidentalidad laboral es el de las personas con jornadas a tiempo parcial, ya sean trabajadores indefinidos o temporales. UGT señala que esta pueda ser una consecuencia directa de trabajar menos horas y, por lo tanto, tener una menor exposición a los riesgos laborales y a accidentes.
Otro de los factores es que “la exposición al calor no se ha asumido, como sí que lo han hecho en aspectos como los trabajos en altura o en la manipulación de productos tóxicos”, añade Mancheño. Y a pesar de que CCOO reconoce que “se ha abierto la negociación colectiva“, siguen pensando que es “insuficiente” y denuncian la dificultad y la resistencia con la que se están topando a la hora de sentarse a negociar. “En España estamos algo anclados en el pasado“, apunta la coordinadora de Comisiones Obreras. “Las empresas deben dejar de ver la prevención de riesgos laborales como un coste y empezar a considerarlo como una inversión“, denuncia UGT, que considera que es “fundamental” que se destinen mayores recursos para la Inspección de Trabajo y la Fiscalía de Seguridad y Salud en el Trabajo, además de la creación de juzgados especializados.
La temporalidad, la prolongación de la jornada laboral, la inseguridad laboral o las malas condiciones de trabajo “son factores que influyen en la siniestralidad laboral”, señala UGT, que, al igual que CCOO, consideran “muy importante” que se trabaje para garantizar “trabajos decentes y dignos“. Y en este sentido, ambas organizaciones ponen el foco en los trabajadores más vulnerables, “aquellos que no tienen un aparato sindical que defienda sus derechos”. En este sentido, y por su especial situación de vulnerabilidad laboral, Carmen Mancheño, más allá de la construcción, destaca otros sectores especialmente afectados por el calor en su día a día como lo son la agricultura, los trabajadores de los invernaderos, la jardinería, la limpieza urbana, los riders y repartidores en general, las personas que trabajan en la instalación de placas fotovoltaicas y aerogeneradores, o la regulación de tráfico en construcción y mantenimiento de carreteras.
La falta de “conciencia” de muchas empresas es uno de los principales factores a combatir, para cumplir con la legislación vigente sobre la prevención de riesgos laborales, y proporcionar a las plantillas las condiciones necesarias para trabajar expuestos a temperaturas extremas.