Jon Bilbao: “La ficción te puede hacer daño, te puede desconectar de la realidad”
Una imagen se recorta contra el horizonte seco, plano. El polvo rojizo del desierto se levanta al paso de un caballo exhausto, que camina entre rocas y matorrales que esconden peligrosas serpientes, sobre el que cabalga un hombre, tocado con sombrero vaquero, rifle colgado sobre la espalda, a la vista, espuelas…
El escritor Jon Bilbao, de alguna manera, también es John Dunbar
El sol escarlata del atardecer nos deja ver solo la silueta, incapaces de reconocer a quien se acerca a nosotros hasta que lo tenemos ya casi delante. La figura, poderosa, masculina, recta a pesar del cansancio visible de su montura, recuerda al inolvidable pistolero John Dunbar, el Basilisco. Protagonista de hazañas increíbles. Superviviente de enfrentamientos en los que un alma normal perecería.
Pero al detener el caballo junto a nosotros y levantar el ala ancha de su sombrero descubrimos que no es John Dunbar quien ha venido a vernos. Sino un tipo menos impresionante físicamente, de nariz afilada y mirada alerta, barba y gesto serio, casi triste. Su nombre es Jon Bilbao y, de alguna manera, también es John Dunbar.
Jon y John
Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) creó a John Dunbar hace cinco años, al publicar Basilisco (Impedimenta, 2020), una novela formada por relatos en los que se combinaban dos protagonistas diferentes. Por un lado un escritor nacido en Ribadesella llamado Jon y por otro el citado John Dunbar. “El Oeste americano me atrae desde que era niño y es una afición que se ha ido arraigando con los años. Empezó con el cómic, con los álbumes francobelgas del Teniente Blueberry, del Sargento Mac Coy, y luego pasó al cine y también a la literatura. La chispa inicial para estos libros fue saldar una cuenta pendiente conmigo mismo. Me dije, bueno, si disfrutas tanto con este género, ¿por qué no pruebas tú a escribir algo?”.
Aquel primer relato, protagonizado por John Dunbar, fue el germen de Basilisco. Pero en realidad fue el comienzo de algo mucho más grande. “Cuando empecé a escribir, el tema principal era una reflexión sobre la masculinidad actual comparada con el arquetipo de masculinidad que representa John Dunbar. Sin embargo, con el paso de los libros, y en particular con Matamonstruos (Impedimenta, 2024), la reflexión sobre la ficción, el efecto que tiene la ficción sobre nosotros, sobre cómo nos ayuda si no a comprender el mundo, a estar en el mundo, ha ido poniéndose en primer lugar”.
“Jon busca ayuda en John Dunbar para, si no resolver sus problemas, sí encontrar al menos una especie de catarsis”
Jon baja del caballo y le ofrece agua. Lentamente se acerca hasta nosotros y se sienta sobre una roca. En Araña (Impedimenta, 2023), la continuación de Basilisco, ya se pudo ver que los relatos protagonizados por el Jon escritor de Ribadesella eran origen y destino, a la vez, de los del lejano Oeste. “Para mí -explica Jon Bilbao sin dejar de observar el horizonte-, lo más importante es lo de Jon, es lo que se desarrolla en el presente. O sea, hay un continuo juego causa-efecto, donde la causa está en el presente, lo que le sucede a Jon y luego eso lo vuelca en sus escritos, lo deforma, busca comprender lo que está sucediendo, busca comprenderse a sí mismo, busca ayuda en John Dunbar para, si no resolver sus problemas, sí encontrar al menos una especie de catarsis”.
La verdad sobre aquel Oeste
De repente, Jon se levanta. A lo lejos, imperceptible para el ojo no adiestrado, se alza una pequeña nube de polvo. Alguien viene. Y Jon echa mano de su rifle. Porque cualquiera que haya visto un wéstern sabe que un jinete a lo lejos siguiendo un rastro es sinónimo de peligro. “Una de mis obsesiones iniciales era que el libro no pareciera de cartón piedra. Que la gente no tuviera la impresión de estar ante un refrito de tópicos del Oeste americano”.
Y lo consigue. Las descripciones, la ambientación, es fascinante. “He estado cuatro veces en la zona que se trata en los libros. Las tres primeras fueron viajes con mi antigua pareja, de turismo. Y el último viaje, hace dos años, fue puramente de documentación para preparar Matamonstruos, con la libreta en la mano a todas horas y tomando muchas fotos y empapándome en la medida de lo posible de esos paisajes y de la historia de aquel lugar”.
“El lejano Oeste que nos viene a la mente no tiene nada que ver con la realidad. No existió”
El terreno árido, las formaciones rocosas que se elevan en el horizonte, las altas mesas del Monument Valley, todo está retratado tal cual en los libros de Jon Bilbao. “Yo me zambullí en la documentación que es ingente. Estamos hablando de un periodo histórico bastante cercano de hace tan solo 150 años. Había fotografías, había periódicos, había mucho documentación, puedes acceder a mucha información. ¿Y con qué te encuentras? Con que el Oeste americano que nos viene a la mente no tiene absolutamente nada que ver con lo que fue la realidad. No existió. Fueron constructos narrativos acuñados generalmente por el cine“.
Y sin embargo, en el libro pervive esa sensación tan típica de los wésterns, de peligro inminente, de inquietud (punto fuerte de los libros de Jon Bilbao), de violencia latente, dispuesta a hacerse visible a la mínima oportunidad. “La realidad no fue así. No fue tan violenta. Fue una época muy dura en la medida en que la esperanza de vida era muy corta, la mortalidad infantil era muy alta, había muy pocos médicos por habitante. Pero si tiras de documentación histórica te encuentras con una realidad muy desmitificadora. Por poner un ejemplo concreto: algunos de los lugares más virulentos del Oeste americano eran las ciudades ganaderas, donde se juntaban vaqueros, tahúresy gentes de mal vivir. Las estadísticas dicen que se producían dos o tres víctimas por arma de fuego al año”.
De pronto la nube de polvo desaparece del horizonte. El peligro se desvanece. Si el Oeste americano fue un lugar tan poco violento, ¿por qué escribir la historia de un pistolero con tantas muescas en su revólver? “Es que si me ceñía a la documentación los lectores no iban a reconocer este Oeste americano. Eso me obligaba, me gustara o no, a ser un poco posmoderno. Es decir, tener como referencia no solo la realidad sino también las ficciones previas”, explica el autor.
“En Basilisco, siendo reduccionistas, podemos decir que hay 50% de documentación y 50% de referencias pop. En Araña, y sobre todo en Matamonstruos, ya he añadido un tercer componente que es la aportación propia, la invención. Para construir, no el Oeste americano real ni el de John Ford, sino un Oeste que para bien o para mal sea el de Jon Bilbao”.
John Dunbar contra la Araña
En el Oeste de Jon Bilbao hay indios leales, hay comerciantes traicioneros y hay espacio para algo oscuro y siniestro. La amenaza que se veía en el horizonte ya está casi a distancia de un disparo. Y no es humana. Pero Jon Bilbao no parece asustarse. Nosotros, en cambio, sí. “A lo largo de los libros ha ido aumentando el componente de imaginación, de aportación personal que no tiene incluso nada que ver con el mundo del wéstern, para ir diluyendo las fronteras entre la ficción y la realidad. O mejor dicho, entre la ficción y la ficción dentro de la ficción”.
“Las historias de John Dunbar no fueron reales, no fueron históricas, sino que se las está inventando alguien que a su vez está dentro de la ficción”
El gran enemigo de John Dunbar es la Araña. Un personaje fantasmagórico y terrible que no proviene del lejano Oeste, sino de un lugar mucho más cercano. Y que se nos está echando encima, a la espalda de un Jon Bilbao que sigue hablando sin parecer percatarse de su presencia. “La Araña es un personaje intencionadamente no explicado hasta sus últimos términos. Es un personaje alegórico. Podemos interpretarlo como una tristeza, como una angustia vital, como una desazón en su forma más leve que es la que a veces experimenta Jon escritor. Y en el caso más extremo, que es el de la madre de Jon, la depresión. Lo que hace Jon escritor, no comprendiendo ese sentimiento y no pudiendo lidiar con él, es concretarlo en un personaje de ficción, que es la Araña y hacer que un personaje que es más fuerte que él, que es John Dunbar, se enfrente a la Araña. Utiliza la ficción como catarsis para aliviar esa angustia vital”.
La Araña abre su boca, muestra sus colmillos empapados y se lanza sobre nosotros. Jon Bilbao levanta su rifle y dispara. Un solo tiro, certero, en la cabeza, que resuena por todo el valle. “Yo entiendo -dice mientras la Araña agoniza a sus pies- que el lector que ha seguido la trayectoria de John Dunbar y de Jon, el autor de los libros, conoce la mecánica. Se da cuenta de que las historias de John Dunbar no fueron reales, no fueron históricas, sino que se las está inventando alguien que a su vez está dentro de la ficción. Entonces ya te puedes tomar más libertades. Esto ya no tiene que ver con la realidad. Por eso ya se pueden añadir esos elementos de ciencia ficción, fantasiosos”.
Jon Bilbao deja de hablar. Mira hacia arriba, al borde de una de las mesetas rocosas que se elevan detrás de nosotros. Allí arriba un pistolero enfunda su rifle, aún humeante. John Dunbar se cala su sombrero y se despide con un gesto leve de nosotros, de Jon Bilbao. “No quiero predecir el futuro porque yo veo la labor literaria como una exploración, como una aventura, y estoy abierto a las sorpresas. Pero a día de hoy te diría que me gustaría dejar descansar a John Dunbar. Lo que no descarto en absoluto es volver al género del wéstern, porque lo tengo metido muy dentro”.
Jon y Ribadesella
Eliminada la amenaza gracias a la ficción, Jon Bilbao hace desaparecer el decorado del Oeste. Ya no hay desierto, ni formaciones rocosas, ni polvo en el camino. Estamos en Ribadesella, en una casa construida en plena ladera del monte. Un monte horadado por cuevas desde el que se controla el pueblo, al otro lado del río Sella. “Esta casa, mi casa, es exactamente tal y como la describo en los libros”, nos cuenta Jon Bilbao. “Es más, la traductora de Los extraños (Impedimenta, 2021) al inglés me pidió fotografías de la casa para facilitarle el trabajo”.
Se refiere a una novela corta que publicó después de lanzar Basilisco. “Basilisco fue extenuante. Fue el libro que requirió una cantidad de documentación mayor. Luego, a modo de descanso, me apetecía hacer algo más breve, más descarnado estilísticamente, que no requería, de hecho, de ninguna documentación, porque está ambientado en mi propia casa“.
Los extraños está protagonizada por Jon, el escritor. El creador de John Dunbar. Creando un hilo conductor entre sus últimos cuatro libros fascinante porque en Matamonstruos vuelven a aparecer también personajes de aquel libro. “Ahora estoy trabajando en relatos, interconectados, con personajes que reaparecen. Digamos que se ha cerrado el ciclo del wéstern pero vamos, el Jon escritor y Ribadesella y personajes aledaños siguen en activo y dando guerra”.
“Matamonstruos’ es una reflexión sobre la ficción y cómo nos ayuda a afrontar la vida”
Jugando con lo que es verdad y lo que no, con la ficción y lo que esconde de cierto, Jon Bilbao ha tejido una red literaria en la que perderse. En el tiempo, en el espacio y en la ficción. Porque la ficción es como el malo de un wéstern: capaz tanto de sacarnos de un pozo como de lanzarnos a él. “La ficción no es una panacea, no es una solución fácil y accesible a todo el mundo. La ficción te puede hacer daño, te puede desconectar de la realidad y en momentos puntuales también te puede ayudar. Pero no a todos. Es un apoyo”.
Y es la clave para entender la saga del Oeste americano de Jon Bilbao y, sobre todo, su último libro. “Si tuviera que resumir Matamonstruos es una reflexión sobre la ficción y cómo nos ayuda a afrontar la vida”, dice mientras cierra la valla de su casa. Nos despide con la mano. Adiós, Jon Bilbao. Hasta la próxima.
Gracias por todo.