¿Para qué sirve una bienal de arte? Manifesta contra el revanchismo urbano
Si ahora mismo lanzas un madero al mar frente a las Tres Chimeneas del Besós, es probable que en unas horas la corriente lo sitúe, orilla abajo, frente a uno de los ejemplos cristalinos en la utilización de la cultura como un recurso para la especulación inmobiliaria y economías que poco tienen que ver con la sostenibilidad social y ambiental. La cortina de humo que supuso el Fòrum de las Culturas del 2004, y la reforma de esa parte del litoral barcelonés, debe ser hoy una alerta roja frente a cualquier tentativa ulterior.
Entonces, ¿para qué sirve una bienal de arte? Esta es la pregunta recurrente que, de una manera más o menos explícita, rondaba en algunas conversaciones el pasado sábado en la inauguración de Manifesta15 Barcelona Metropolitana que tuvo lugar en la antigua central térmica del Besós. Tras focalizarse en algunas capitales europeas de mediana escala y convencido de que las fronteras municipales de la Región Metropolitana de Barcelona son cotidianamente desbordadas por las relaciones sociales, económicas y culturales, el consistorio de la capital situó como valor diferencial la variable territorial como una condición en su candidatura en el 2021. Y Manifesta entró al trapo seleccionando la capital catalana como futura sede e incorporando en su nueva edición 12 ciudades del conjunto de su región metropolitana.