La pregunta a resolver: ¿quién tiene más poder, Ducati o Márquez?
Sucedió. El plan trazado por Marc Márquez hace un año se ha cumplido. Ni siquiera hace falta apurar los siete grandes premios que restan o hacer cálculos para saber si puede ser campeón este año, para afirmar que este chico prodigioso, de 31 años, poseedor de ocho títulos, 87 victorias en 260 grandes premios, 94 ‘poles’ (récord absoluto) y 146 podios, es decir, se sube al ‘cajón’ la mitad de veces que toma la salida, ha vuelto a revolucionar el Mundial de MotoGP con su determinación, habilidad, pillería, entereza, determinación y arrojo.
Hace un año, Márquez cambió el paso de MotoGP al decidir abandonar el equipo de su vida, el ‘team’ Repsol Honda (su salida hará que la firma energética española abandone el Mundial), para subirse a una Ducati del 2023 y ponerse a prueba, tras más de tres años de viacrucis insoportable. Márquez quería saber si aún era capaz de competir, de ganar, de ser el mejor.
Mientras culminaba su propósito, Márquez consiguió cautivar a los jefes de Ducati para que le contratasen como piloto oficial para los dos próximos años, 2025 y 2026. Y no lo hizo de una forma cualquiera, no, lo hizo en el más puro estilo Marc Márquez, desafiando las reglas del juego, asustando a la firma de Borgo Panigale, afirmando que no correría en un equipo ‘satélite’ como el Prima Pramac y que, si lo querían en sus filas, debían cambiar de caballo antes del último salto del concurso hípico.
Lo que pierde Ducati
Y es que, como dijo el veterano británico Cal Crutchlow, “si Marc acaba fichando por Ducati, los demás pueden quedarse en casa”.