Disección de la primera derrota del Barça de Flick: Europa como aviso
Cambia el formato, pero la vida sigue igual para el Barça en Europa, acostumbrado a que cada partido sea un tormento. Igual sucede con los entrenadores. Ocurría con Koeman, se repitió luego con Xavi -dos años consecutivos en la Europa League, signo de la decadencia azulgrana- y se reproduce ahora con Flick, cuyo ilusionante inicio se quebró con la expulsión de Eric García, que desencadenó su primera derrota. El equipo se frustra cada vez que se asoma a la Liga de Campeones.
Y al sexto partido del nuevo proyecto, más de lo mismo, dejando, además, dudas sobre el rendimiento de Ter Stegen -clamoroso error en el 1-0, sin respuesta en el 2-1 porque se tiró antes de tiempo- en un puesto donde el club, como en tantas otras demarcaciones y ahogado por la precariedad económica, ha elegido una apuesta de La Masia simbolizada en las figuras de Iñaki Peña, Ander Astralaga o Diego Kochen.
Allard Lindhout, el colegiado neerlandés, expulsa a Eric García a los 10 minutos de partido tras un mal pase de Ter Stegen. / Reuters / Manon Cruz
El partido de Mónaco ya empezó mal para el Barça con errores absurdos en el pase. Pero ninguno le condenó tanto como ese balón que quiso entregar Ter Stegen a Eric García cuando apenas se llevaban nueve minutos. De la presión nació el 0-1 de Lamine Yamal en Montilivi. De la presión del japonés Minamimo surgió el 1-0 del Mónaco.
“No nos hemos entendido”, se limitó a decir Ter Stegen, una vez consumada la primera derrota de la temporada compartiendo la responsabilidad de tan tremendo error con Eric Garcia. No lo asumió el capitán en solitario sino que recordó que había “perjudicado” a su compañero.
Ese fue el principal problema que desfiguró al Barça en su estreno en la Champions. Fue un equipo que trabajó en lenguajes distintos, perdiendo la sincronización que había exhibido en los cinco primeros encuentros donde su juego fue siempre de menos a más.
En el estadio Louis II fue, sin embargo, todo lo contrario. “Son errores de comunicación, tenemos que aprender de esto”, lamentó Pedri exhibiendo “orgullo” por la respuesta que tuvo el Barça jugando 80 minutos con 10 jugadores. “Me sabe mal por Eric, eso le ha perjudicado”, añadió Ter Stegen. Le perjudicó al mediocentro -apenas tocó seis balones- y más aún al equipo, que se desmoronó en su debut europeo.
Hansi Flick, en la banda durante el Mónaco-Barça de la Liga de Campeones. / Reuters / Manon Cruz
A Flick esa expulsión de Eric García (“lo cambió todo”) le modificó el plan de partido que había diseñado. Aunque el técnico alemán, a diferencia de lo que sí hizo Xavi en Montjuïc cuando Araujo vio la tarjeta roja, no intervino. Entonces, el de Terrassa sacó al joven del césped y colocó a Iñigo Martínez. Flick, sin embargo, no modificó nada en cuánto a jugadores, pero sí en la estructura del equipo porque situó a Pedri mucho más cerca de Casadó para paliar la ausencia de Eric.
El Barça no descodificó lo que demandaba el partido jugando en inferioridad, a pesar del alivio que supuso el tanto de Lamine Yamal. Y en la segunda mitad no supo mantener tan valioso botín. Un pase largo a la espalda de la defensa dejo solo a George Ilenikhena en el hogar de un vencido antes de tiempo Ter Stegen. Fue, precisamente, Iñigo Martínez quien rompía el fuera de juego por una mala acción defensiva.
“No estoy preocupado, seremos más fuertes, todavía quedan siete partidos”, proclamó el entrenador azulgrana, admitiendo que el Mónaco había “merecido ganar”, al tiempo que insistió en que había visto “cosas positivas”. Y así se lo trasladó a los jugadores aunque las cifras certificaran que habia sido el peor partido de la breve ‘era Flick’.
Todo condicinado por jugar con uno menos. El partido con menos posesión (44%), el de menos remates (solo cuatro), el de menos tiros a puerta (uno y fue el gol de Lamine Yamal).
Hansi Flick abraza a Ansu Fati antes de jugar los minutos finales en la Champions contra el Mónaco. / FCBARCELONA
No intervino Flick de forma directa tras la roja a Eric. Ni tampoco a lo largo del partido. Hasta cuatro sustituciones había hecho el Mónaco para aprovecharse de jugar con uno más. Gololvin (m. 46); Ilenikhena (m. 59), que fue decisivo con el 2-1, Balogun y Caio Henrique (m. 70), justo un minuto antes del gol que tumbó al Barça.
Iba modificando el técnico austríaco Adolf Hütter el panorama de su equipo, mientras su colega mantenía a los mismos jugadores, convencido de que “estaban defendiendo con pasión” ese empate. Llegó el segundo gol monegasco y la pasividad de Flick se transformó entonces en hiperactividad. Agotó los cinco cambios en los 10 minutos finales del encuentro, pensando, como él mismo reconoció luego, en el duelo de este domingo en el Estadio de La Cerámica ante el Villarreal.
Cambió el ataque por completo (quitó a Lamine Yamal, el mejor, y el ‘invisible’ Lewandowski -80 minutos, 0 disparos, apenas 24 toques a la pelota-), modificó la zaga (retiró a Pau Cubarsí y Balde) además de dejar solo a Marc Casadó cuando prescindió de Pedri. “No, no creo que hayan sido tarde”, argumentó el alemán, asumiendo que en el caso de Lamine y Pau el depósito de energía estaba vacío. Y el domingo hay otra prueba exigente. Eso no lo dijo Flick, pero el recuerdo de la gravísima lesión de Marc Bernal en Vallecas, ya en el tiempo añadido, también pesó en esa pasividad que exhibió desde el banquillo, feliz y emocionado, eso sí, de abrirle la puerta del fútbol a Ansu Fati.
Ilenikhena anota el 2-1 del Mónaco superando la estirada de Ter Stegen tras escaparse previamente de Iñigo Martínez. / Afp / Miguel Medina
El banquillo del Barça en el estadio Louis II retrata la precariedad que vive el club, empujado a apostar, y con más energía que nunca, por La Masia. Eso, en cambio, debilita el margen de maniobra de Flick, quien solo tenía tres de los cinco cambios (Ferran Torres, Ansu Fati y Pablo Torre) como jugadores del primer equipo ya que el debut europeo de Gerard Martín y Sergi Domínguez caminan en esa obligada apuesta por la gente joven. El resto podría ser, y perfectamente, un banquillo del Barça Atlètic o hasta del juvenil porque había dos niños de 16 años (Guille y Toni Fernández, primos ellos) aguardando su oportunidad junto a Pau Víctor, Héctor Fort, Andrés Cuenca, Astralaga e Iñaki Peña.
De ahí que la máxima preocupación de Flick, una vez asumido el tropiezo europeo, fuera “recuperar lo antes posible” tanta energía gastada. No hay tiempo ni tregua para el Barça, sumergido en este endiablado calendario de siete partidos en 21 días. Ya ha jugado dos (victoria convincente en Montilivi; derrota con la coartada de la expulsión en Mónaco) y el domingo le aguarda el Villarreal de Marcelino encaramado al cuarto puesto sumando 11 puntos de 15 posibles sin haber perdido ni un solo partido.
Y se presentará el alemán hasta con ocho bajas, por lo que los recursos que tendrá serán prácticamente los mismos que en la Champions. Incluso menos porque Ferran Torres está sancionado por su expulsión ante el Girona, uniéndose así a las bajas por lesión de Gavi (ya trabaja con el grupo), Frenkie de Jong, Araujo, Fermín, Christensen, Dani Olmo y Marc Bernal, a quien no volverá a ver esta temporada.
