Siendo “un joven irreflexivo”, Haig solo conoció la Eivissa de discotecas y bares de playa. “Al volver me vinieron ‘flashbacks’ de cuando estaba enfermo y pasé un verano sin dormir y bebiendo mucho. Escribir esta novela deshizo los miedos que tenía y lo superé”. La terapia funcionó. “Llegué en abril, fuera de temporada, cuando no había turistas. Y vi que, como yo, la isla ha cambiado mucho en estos 20 años. Hay muchas personas sin techo, viviendo en la calle o en sus coches, como los que he visto en San Antoni, en un aparcamiento a cien metros de un café donde solo sentarse a una mesa a tomar algo vale 600 euros. La yuxtaposición de ese contraste es un cambio reciente. O la comercialización de la belleza natural, como las puestas de sol: ¿cuánto más puede aguantar esta isla?”, se interroga, preocupado, quien ha “aprendido a amar la parte tranquila, curativa y mágica” de este paraíso balear.
En Eivissa conviven los sin techo con cafés donde cobran 600 euros solo por sentarse “Quise transmitir al lector de mi país que debe olvidar el cliché del turista británico y ampliar su perspectiva. Cuando vienen a España, algunos ingleses creen que el país está a su disposición y para su disfrute. Es una actitud poco sana y egoísta“, lamenta, sabedor de que “Eivissa es pequeña y frágil y recibe millones de visitantes cada año”. Por ello en la novela refleja el actual debate “sobre si merece la pena recibir un turismo masivo que genera tanta controversia y tanto daño, tanto en la naturaleza, como en la economía local, porque cierto turismo hace que todo sea más caro y genera desigualdades”.
“Quise transmitir al lector de mi país que debe olvidar el cliché del turista británico y ampliar su perspectiva. Cuando vienen a España, algunos ingleses creen que el país está a su disposición y para su disfrute. Es una actitud poco sana y egoísta“, lamenta, sabedor de que “Eivissa es pequeña y frágil y recibe millones de visitantes cada año”. Por ello en la novela refleja el actual debate “sobre si merece la pena recibir un turismo masivo que genera tanta controversia y tanto daño, tanto en la naturaleza, como en la economía local, porque cierto turismo hace que todo sea más caro y genera desigualdades”.