El Barça-Getafe, en cinco claves: Del portero al ‘nueve’, el 1-0 en 18 segundos
El Barça de Flick ganó como el Barça de Xavi: 1-0 y gracias. Acabó sufriendo por esa clarísima ocasión errada por Borja Mayoral, pero cerró la séptima jornada con otro triunfo.
Siete de siete. 21 puntos de 21 posibles y el técnico alemán aprovechando la innata capacidad de Lewandowski para sumar un tanto que le permite mantener su ventaja de cuatro puntos sobre el Madrid.
Eric García inicia un desplazamiento en largo ante Pablo Torre en el Barça-Getafe en Montilivi. / Jordi Cotrina
Cuando Eric disfrutó de mediocentro
No es su sitio. Incluso Xavi lo probó hace dos temporadas en esa demarcación. Pero exiliado en Montilivi, Míchel lo usó de lateral diestro o central diestro. Nunca de mediocentro de contención, tarea que le encomendó Flick para cubrir la ausencia de Marc Bernal, ese joven que asombró. Y Eric mostró incomodidad en sus primeras apariciones en esa estratégica área.
Contra el Getafe, en cambio, se le vio mucho más suelto, feliz y tranquilo, gobernando el partido tras un inicio irregular del Barça. Estuvo preciso en la primera parte ganando incluso duelos aéreos (tres peleó, tres ganó), además de ser solvente en la construcción. Le ayudaba en esos 45 minutos el aplastante dominio azulgrana, con un 78% de posesión. Y en la segunda hasta erró una clara ocasión, feliz como se sentía de mediocentro.
Lewandowski marca el 1-0 del Barça aprovechando el error de David Soria, el meta del Getafe, en Montjuïc. / Jordi Cotrina
Del portero al ‘nueve’
El primer y único gol dejaría feliz a Flick. Fue una jugada de área a área. Nació en el pie izquierdo de Iñaki Peña y terminó en la bota derecha de Lewandowski, un delantero centro antiguo. Un ‘cazagoles’ de toda la vida, capaz de rebañar cualquier balón que caiga de manos débiles como las de David Soria. Estuvo nervioso e impreciso el meta del Getafe porque la pelota no parecía tener tanto veneno como luego se vio.
Aunque el 1-0 fue un ejercicio de calma y, al mismo tiempo, intención. Sacó Iñaki para Pau Cubarsí. Y este encontró a Eric García, quien fue el efecto dinamizador de la acción. No solo hizo viajar al balón sino que detectó la figura de Lamine Yamal en la banda derecha, mientras el Getafe iba retrocediendo, asustado por el joven.
Entonces, el delantero tuvo la paciencia para esperar la incursión de Koundé, más extremo que lateral, cuyo centro contó con la valiosa e imprescindible ayuda de David Soria. Falló. Y falló mucho. Pero sin el olfato del ‘nueve’ del Barça todo habría quedado en una anécdota. En 18 segundos se gestó el gol de Iñaki a Robert.
Iñaki Peña se prepara para atrapar el disparo de Carles Pérez en el Barça-Getafe en Montilivi. / Jordi Cotrina
Noche tranquila para Iñaki Peña
Nada más iniciarse el partido (ni 10 segundos) le llegó botando la pelota a su área. No era nada peligroso y con toda la calma del mundo lo agarró Iñaki Peña, el nuevo portero titular del Barça, a la espera de que llegue Szczesny. Ese fue el prólogo de una noche también tranquila porque el Getafe, que había arrancado con energía, se fue apagando. Ni 10 minutos duró esa energía del equipo madrileño, con Montjuïc aplaudiendo cualquier balón que tocara el meta.
Iba vestido de verde. De verde ‘terstegeniano’. En ese inicio el disparo de Carles Pérez, el delantero del Getafe, fue la única amenaza que tuvo. Atrapó con tranquilidad el guardameta, jaleado, en todo momento, por la afición azulgrana, que firmó la segunda mejor entrada de la temporada en la montaña olímpica reuniendo a 44.407 espectadores.
El susto llegó al final pero tuvo suerte de que el pie de Borja Mayoral se enredó y no conectó con la pelota.
Hansi Flick charla con Lamine Yamal en la primera parte del Barça-Getafe en Montjuïc. / Jordi Cotrina
Flick y las serenas rotaciones
No tiene recursos, pero no deja de hacer cambios en el once inicial. No tiene recursos Hansi Flick porque hay hasta ocho jugadores en la enfermería, por lo que se queda sin margen de maniobra. Él, sin embargo, no se inmuta. Ya lo hizo ante el Villarreal cuando apostó por Sergi Dóminguez, Gerard Martín y Pablo Torre.
Y también lo ha repetido el entrenador alemán en el retorno a Montjuïc modificando la piel de su equipo con cuatro novedades en su alineación. Una obligada (Iñaki Peña por el lesionado Ter Stegen) y tres voluntarias: entraron Balde, Marc Casadó y Pau Cubarsí.
A su estilo, sin alzar la voz ni con medidas propagandísticas, pero Flick continuó con sus serenas rotaciones. No solo alteró el perfil de su Barcelona sino que dio descanso a Pedri, necesitado como estaba el canario de estar sentado en el banquillo tras tanto trasiego.
Lo sacó, eso sí, el técnico en los minutos finales del partido, justo cuando había ordenado con el primer cambio (Ferran Torres por Pablo Torre) un reajuste en su estructura táctica, situando al exdelantero del City en el flanco izquierdo y retrasando a Raphinha como interior.
Duró poco porque al entrar Pedri envió al brasileño de nuevo a la izquierda para que Ferran fuera el delantero centro.
Koundé pisa el balón por la banda derecha en el Barça-Getafe en Monbtjuïc. / Jordi Cotrina
Koundé, más extremo que lateral. Y hasta central
No quería jugar de lateral derecho. Eso se lo dijo a Xavi, pero él le recordó que era su sitio en el Barça. Tampoco quería hacerlo en ese flanco con la selección derecha. Didier Deschamps pensaba lo mismo que el técnico de Terrassa. Y lo mismo pasa por la cabeza de Hansi Flick, quien considera a Jules Koundé como su indiscutible lateral derecho, por mucho que ante el Getafe adquiriera prestado el disfraz de extremo diestro, doblando con inteligencia a Lamine Yamal cada vez que este hipnotizaba a la poblada defensa del Getafe.
Completó un partido excelente el francés. Primero como lateral; luego como volante; después hasta de extremo. Y, al final, de central porque Flick decidió ubicarlo en el eje junto a Iñigo Martínz terminando con dos jóvenes como laterales: Héctor Fort (derecha) y Gerard Martín (izquierda).
Estaba extenuada la zaga y esos cambios del técnico no le sentaron nada bien al Barça porque el Getafe encontró en los cinco minutos finales lo que no había hallado durante los 85 anteriores.
Y el susto mayúsculo quedó en nada cuando Borja Mayoral, solo, absolutamente solo, no acertó a conectar con la pelota en la frontal del área pequeña. Era gol sí o sí. Pero erró de forma clamorosa el delantero del Getafe y el líder se marchó con la séptima victoria.
