La crónica del Girona-Rayo: Un empate de impotencia
Tirada la primera parte, con un juego gris, el Girona despertó en la segunda. Pero no llegó a tiempo para abatir al Rayo, que terminó sufriendo en su área, aprovechando la candidez e ineficacia de su rival. Asprilla, hasta en dos ocasiones, Stuani, Tsygankov, Miguel, Yangel Herrera… La lista de oportunidades erradas iba en aumento, casi de manera proporcional al enfado de Míchel, dolido porque la falta de puntería condenó esa evidente evolución en su juego.
Pero no le alcanzó para ganar, estrellado en un empate de impotencia, que prolonga el estado de ansiedad que se vive en Montilivi. Un Girona que anda seco. ¿La prueba? En los cuatro últimos partidos, solo ha anotado un gol, el de Stuani al Barça, que no valía para nada. Tres derrotas y un empate. El equipo no arranca.
Ocho cambios en el once
Habían pasado 20 minutos y el Girona era el mismo de Mestalla, por mucho que después sufriera una positiva mutación. Y eso que Míchel, su entrenador, había diseñado una profunda reestructuración en el once inicial. Hasta ocho cambios hizo. Pero ni así reaccionó en su juego. Y eso que el técnico se había puesto serio. Primero en el vestuario; luego en la sala de prensa, horas antes de recibir al Rayo. Pero anda mustío, desprovisto de la verticalidad y el dinamismo que exhibía hace unos meses.
Ha perdido, sobre todo, frescura. Es obvio que no es el mismo Girona porque no están los mismos jugadores fugados Savinho, Dovbyk, Aleix García, Yan Couto y Eric García, víctima el equipo y, por supuesto, el club del tremendo éxito alcanzado. En su retorno a la normalidad, todo le está costando mucho. Tal vez, demasiado. De ahí el enfado que exhibía Míchel cada vez que aparecía en el primer plano de la pantalla de televisión.