Top 10 películas protagonizadas por perros entrañables (o terroríficas)
El mejor amigo del ser humano también lo es de la gran pantalla. El séptimo arte está lleno de películas que, con el reclamo de tener un protagonista canino, han conseguido atraer al espectador al cine y provocarle, calidad cinematográfica al margen, sentimientos que van desde la risa o el llanto hasta el puro terror.
En el Día Mundial de los Animales el mejor plan de tarde para este 3 de octubre bien podría ser sentarte con tu compañero peludo (o con plumas, sin pelo, escamas…) y ver juntos una película que guste tanto a humanos como a animales. Sin generar enemistades en el mundo animal entre perros y gatos (y demás colegas no-humanos), recordamos las mejores películas donde el gran protagonista es peludo y ladra.
Beethoven, uno más de la familia (1992), de Brian Levant
Reina de las sobremesas de los 90, esta comedia para toda la familia consiguió enamorar a niños y mayores con el encanto de este entrañable cachorro de San Bernardo que, cuando se convertía en una bestia de casi 80 kilos, traía de cabeza al clan que le había adoptado.
El gran Charles Grodin cumplía como histriónico y desquiciado patriarca en una película de trama simple (el perro consigue reunificar a los miembros del perfecto estereotipo de familia americana mientras desarticula una red de terribles experimentos con animales) y valores conservadores, pero con ritmo y un divertido elenco de secundarios, desde el mamarracho interpretado por David Duchovny hasta los inútiles villanos con el rostro de Oliver Platt o Stanley Tucci.
La cinta funcionó tan bien en taquilla, que terminó dando lugar a una franquicia con 7 (infames) secuelas y una serie de televisión.
Una pareja de tres (2008), de David Frankel
Lo que apuntaba a otra comedia sacacuartos con el reclamo de Owen Wilson y Jennifer Aniston como pareja al borde de una decisión trascendental, terminó convirtiéndose en una comedia que, a pesar de su trasfondo rematadamente neoliberal, conseguía tocar la fibra.
La culpa la tenía Marley, un cachorro de labrador que, a medida que iba convirtiéndose en un majestuoso animal de más de 40 kilos, iba convirtiendo la vida de sus dueños en un desastre.
Sin embargo, era imposible no caer rendido ante este simpático perro, testigo de primera mano y partícipe de los altibajos existenciales de unos Wilson y Aniston que manejaban con precisión las dosis de romance almibarado y melodrama familiar de sobremesa.
Siempre a tu lado (Hachiko) (2009), de Lasse Halström
Cómodamente asentado en ese cine de bajo presupuesto y escasa repercusión en la taquilla desde principios de los 2000, Richard Gere cosechó un éxito inesperado con este drama repleto de ternura donde tenía que compartir protagonismo con Hachiko, un encantador perro de raza Akita que encontraba abandonado en una estación de tren.
El director Lasse Halström americanizaba la historia real de un can que, tras la muerte de su dueño, volvió al lugar en el que se encontraban cada día durante 9 años y que terminó convirtiéndose en un símbolo de la ciudad de Tokio. Aunque cualquiera es capaz de reconocer la más que evidente intención de provocar la lágrima fácil en el espectador, pocos han podido impedir que ‘Siempre a tu lado, Hachiko’ le ponga los ojos vidriosos.
Air Bud (1997), de Charles Martin Smith
El actor y director Charles Martin Smith (hace poco volvió al género “perruno” con ‘Uno más de la familia’) inauguraba una saga protagonizada por un simpático golden retriever capaz de destacar en cualquier deporte humano, desde el fútbol hasta el volleyball.
En la Air Bud original, el can, maltratado por su dueño, se convertía en estrella de un equipo de baloncesto con la ayuda de un niño, recientemente mudado a la ciudad tras perder a su padre, que terminaba por adoptarlo.
Repleta de tópicos sobre la familia americana e ideología conservadora made in Disney, la cinta se convirtió en todo un éxito y dió lugar a una franquicia de 14 films, entre secuelas y spin offs, la mayoría de ellos merecidamente relegados al mercado doméstico.
Socios y sabuesos (1989), de Roger Spottiswoode
Aunque hoy en día puede considerarse un film menor en la filmografía de Tom Hanks, ‘Socios y sabuesos’ es una de esas pocas películas con perro como protagonista en las que uno puede disfrutar sin (apenas) miedo a la manipulación emocional.
Este baboso y caótico dogo de Burdeos conseguía aguantar planos a un Hanks repleto de carisma, obsesivo con el orden y la limpieza, incluso mejor que muchos de los secundarios humanos.
A medida que avanzaba el metraje, terminaban formando una extraña pareja de detectives que, sin duda, era el gran acierto de esta divertida, y atípica, buddy movie que al final terminaba pagando la factura de estar dirigida a toda la familia.
Se estrenó el mismo año que ‘Superagente K9’ (con Jim Belushi y un pastor alemán) en otro de esos ejemplos de proyectos casi duplicados que de vez en cuando surgen en Hollywood.
Casi 30 años después, Will Arnett intentó repetir el éxito de aquellas en la terrible ‘Superagente canino’.
Colmillo blanco (1991), de Randal Kleiser
Casi tan famoso como Lassie o Rintintin es este perro lobo surgido de la novela de Jack London a principios del siglo XX que ha protagonizado numerosas adaptaciones (la última, de animación) y series de televisión.
Sin embargo, la más recordada es aquella con un joven Ethan Hawke al frente del reparto como un buscador de oro que termina entablando amistad con este animal salvaje en la nevada Alaska.
El sello de Disney está presente en toda la película, tanto en lo que respecta al nivel de producción, donde destacan los hermosos paisajes helados, como a la hora de edulcorar e infantilizar el material original.
Aún así, ‘Colmillo blanco’ es una más que eficiente aventura familiar dirigida con oficio por todo un clásico del cine comercial ochentero como Randal Kleiser.
Cujo (1983), de Lewis Teague
Ni tan siquiera un entrañable San Bernardo puede escapar a la magia demoníaca de Stephen King.
Lewis Teague dirigía en 1983 la adaptación de una de las novelas más emblemáticas del genio de Maine, una historia protagonizada por un aparentemente inofensivo perro que, tras ser mordido por un murciélago, se convertía en un sanguinario e imparable piscópata infectado por la rabia.
En este clásico del terror ochentero la familia protagonista, al borde de la desintegración, terminaba siendo arrinconada por el can en un ejercicio repleto de tensión y suspense.
101 dálmatas (¡Más vivos que nunca!) (1996), de Stephen Herek
Con la coletilla de “más vivos que nunca”, Disney empezaba a dar forma a lo que años después sería una de las patas más rentables de su negocio cinematográfico: la adaptación a imagen real de sus clásicos animados.
Tras la (merecidamente) olvidada ‘El libro de la selva’ de Stephen Sommers (1994) llegó el turno de convertir en carne y hueso a los simpáticos dálmatas y a la maléfica multimillonaria que quería capturarlos para hacerse un abrigo con sus pieles.
Mientras Glenn Close da al personaje de Cruella DeVil el histrionismo y carisma que necesita, Jeff Daniels y Joely Richardson pasan desapercibidos como los dueños de estos perros que, al fin y al cabo, son los grandes protagonistas de la cinta.
Más allá de sus virtudes artísticas, que son contadas, rindió lo suficientemente bien en taquilla como para dar lugar a una terrible secuela. En 2021 llegó su reboot con Emma Stone como ‘Cruella’.
De vuelta a casa. Un viaje increíble (1993), de Duwayne Dunham
Otro de los clásicos de las sobremesas de los 90, ‘De vuelta a casa’.
Un viaje increíble proponía una emocionante aventura en la naturaleza donde los absolutos protagonistas eran dos perros (un bulldog y un golden retriever) y una gata que se embarcan en un largo y peligroso viaje a través de territorio salvaje para reencontrarse con sus dueños.
A pesar de tener el tono buenista, los manidos mensajes de amistad y lealtad y la trama sencilla de toda película Disney dirigida al público familiar, la cinta sabía manejar la tensión y el peligro que rodeaba el periplo de estos animales que hablaban entre ellos (por suerte, sin mover los labios) con las voces de Michael J. Fox, Sally Field y Don Ameche.
Isla de perros (2018), de Wes Anderson
Desde ‘La dama y el vagabundo’ hasta ‘Mascotas’, los perros han sido grandes protagonistas de muchas y diversas cintas de animación.
Sin embargo, una de las más originales a la hora de mostrar ese inclasificable vínculo entre un niño y su can es ‘Isla de perros’. Ambientada en un Japón futurista, la cinta de Wes Anderson cuenta los esfuerzos de un muchacho por encontrar a su querida mascota en una isla a la que todos los perros de una gigantesca metrópoli han sido deportados.
La amistad y la familia son los temas principales de un film, conmovedor y humano, que tampoco escatima en crítica social.