Se preveía un Pleno de alto voltaje y no ha decepcionado. Independientemente de su género, toda película tiene sus huecos para la comedia. A veces más marcados, otras son pequeños alivios cómicos para suavizar el impacto. Lo mismo ocurre en el Congreso de los Diputados de un tiempo a esta parte. La espectacularización de la política, convirtiendo la sede de la soberanía nacional en el plató de una trasnochada tertulia deportiva, vuelve a ensombrecer el debate público. El número del vodevil preparado por el Partido Popular, cuya bancada ha interrumpido el Pleno al grito de “dimisión, dimisión” al presidente del Gobierno, o el sólo de Santiago Abascal abandonando el Hemiciclo tras ‘hablar de su libro’ y sin escuchar a su interlocutor, salvan a un Pedro Sánchez que no ha conseguido “recoser” – como diría la vicepresidenta segunda – la relación con Gabriel Rufián.
Lo más llamativo del Pleno de este miércoles era el primer cara a cara entre el presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición tras la dimisión de Santos Cerdán y la renuncia a su acta de diputado. La purga del ex número tres socialista sería la columna vertebral de la enésima batalla dialéctica entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Y así ha sido. Envuelto en la contundencia de la actuación del PSOE en su lucha contra la “corrupción”, el jefe del Ejecutivo se ha distanciado del manual de estilo de Génova para tal causa. “Nosotros expulsamos a los corruptos, ustedes a quien denuncian”, resumía el jefe del Ejecutivo en su primera réplica a su adversario.
La enciclopedia de la corrupción
Feijóo abrió fuego retrotrayéndose a la carta que Sánchez envió a la ciudadanía hace más de un año, en la que se describía como un “hombre profundamente enamorado de su mujer”, para volver al presente – o al pasado reciente, mejor dicho – y recordar que hace cinco días dijo que “era un hombre profundamente decepcionado”. Sin embargo, a ojos del líder de la oposición, el presidente del Gobierno es un “hombre profundamente atrapado en una trama de corrupción” que, por mucho que se maquille y se presente «como víctima», la historia no le recordará como tal. “La víctima es el pueblo español y usted el lobo que lidera una manada corrupta”, espetó.
El líder de la oposición ha afeado sus palabras del pasado lunes, cuando arguyó que “no dimite porque España” necesita las políticas progresistas de la coalición, mientras “no convoca elecciones porque las pierde”. “No tiene que salvar a los españoles. Los españoles quieren salvarse de usted y esperan su carta de dimisión. ¿Piensa redactarla o no le queda respeto alguno por los ciudadanos?”, abundó.
Feijóo desgranaría acto seguido los hechos que han trascendido del informe de la UCO, mientras encuadraba los encuentros con sus socios de investidura en un intento por “volver a comprar” la voluntad del bloque. Aprovechaba, además, para insistir en que la responsabilidad de que no haya una moción de censura está en ellos mismos, dado que sólo le faltan cuatro votos para hacerla realidad: “Ganas no me faltan”.
Pero Sánchez replicó con firmeza desde el minuto uno, reiterando que “el único adelanto” que habrá en este país serán las “sentencias de muchos casos de corrupción que afectan” al Partido Popular. Tras resucitar la figura de Pablo Casado, purgado para expiar los presuntos pecados corruptos de Isabel Díaz Ayuso con la llegada del propio Feijóo, advirtió de que, a pesar del “fango que metan”, no podrán eclipsar el “extraordinario momento social y económico” de España. Lo hizo antes de enumerar las tramas corruptas de la lideresa madrileña, Moreno Bonilla, Mazón, Mañueco, Rueda y el ex conselleiro do Mar, etc. “Son una enciclopedia de corrupción por capítulos autonómicos”, sentenció.
El aforismo del presidente del Gobierno, que sonaba a final del asalto con Feijóo, lo replicaron desde la bancada popular a gritos. Todos los diputados del Grupo conservador boicotearon durante unos minutos el pleno, como si de una grada de animación futbolera se tratara, golpeando sus escaños y exigiendo la “dimisión” del jefe del Ejecutivo. Momento que concluyó con una llamada de atención de una Francina Armengol que, a diferencia de otras ocasiones, se veía superada por la ocasión; aunque finalmente conminó a Feijóo que pidiera “orden” entre sus huestes para continuar con el devenir del Pleno.
Discurso y a “desayunar”
El show continuó durante toda la sesión, pero el clímax de la comedia – o del bochorno, según se mire – llegó de la mano de Vox. El líder de los ultraderechistas, Santiago Abascal, tomó la palabra tras el crudo cara a cara del presidente con Feijóo y la interrupción hooliganesca de los diputados conservadores. Formuló su pregunta, cargada de insultos tales como “mentiroso”, “delincuente” o “traidor”. Hasta ahí, todo en orden. Lo habitual en una intervención del grupo de extrema derecha, pero su máximo representante no se esperó a la réplica de Sánchez y abandonó el Hemiciclo entre sonoros aplausos de sus correligionarios. “Se ha ido a desayunar”, ironizaba Rufián desde su escaño antes de tomar la palabra.
Pese a la marcha de Abascal, Sánchez contestó y lo hizo afeando el comportamiento de los aliados del PP. “Esto es lo que venimos viviendo desde hace 7 años”, arrancaba el presidente, denunciando que “los socios del PP” exportan el “odio y las faltas de respeto” al Parlamento. Dirigiéndose al “ausente Abascal”, aseguraba que “no hay ninguna sentencia” por corrupción que afecte al resto de mandos del Gobierno, mientras recuerda las sanciones a Vox por “financiación irregular». En definitiva, lo resumió como “la hipocresía cum laude” de la extrema derecha cuando habla de “ejemplaridad contra la corrupción”.
ERC sube el tono y Sánchez lo afea
Tras el vodevil de la derecha y la ultraderecha en dos actos, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, asumía el turno de palabra para formularle su pregunta antes de la cita con los republicanos en el marco de las reuniones con los grupos parlamentarios. “¿Qué piensa hacer frente a lo que está pasando?”, cuestionaba el dirigente independentista.
El jefe del Ejecutivo recogió el guante y aseguró que él, a diferencia de Mazón, ni tiene sobremesas ni desconecta el móvil. “Yo actúo cuando hay un caso de corrupción y se debe defender la acción de este Gobierno. Nos eligieron para muchas cosas y en una no he dado la talla. Seguiremos defendiendo nuestra hoja de ruta, pero estoy abierto a escuchar aportaciones de otros grupos para recuperar la confianza perdida”, deslizó Sánchez, aunque sus palabras no fueron del agrado del republicano, que elevó el tono contra el socialista y le pidió que jurara que “no aparecerá un P. Sánchez en unos papeles”. “Persónese en la causa, ponga multas millonarias y que esta gente no se siente en estos asientos, elimine aforamientos”, espetó.
La respuesta de Sánchez no se hizo esperar, pero sorprendió el tono de decepción con el que formuló su réplica: «No hay sentencia firme y el PSOE ha asumido su responsabilidad y ha actuado con contundencia en algo duro en lo políticos y en lo personal. La izquierda no roba, no es corrupta. Mi partido está limpio. No hay un solo indicio que mire a la financiación irregular en el PSOE. De las cosas que más me duele es que este Gobierno es el que más ha hecho para reforzar la rendición de cuentas y la transparencia».
Las dudas de Rufián
Tras el cara a cara con el presidente en sede parlamentaria, el portavoz republicano abandonaba el Hemiciclo dispuesto a reunirse con Sánchez en las dependencias del Palacio de La Moncloa, en el marco de las reuniones con los grupos del bloque de la investidura. El portavoz de los republicanos en la Carrera de San Jerónimo lamentaba la falta de contundencia del PSOE en su respuesta a la trama corrupta de Santos Cerdán.
Rufián cree que la réplica de Sánchez en su intervención de este miércoles refrenda que el presidente está «encapsulado» en La Moncloa. «Les falta gente normal a su alrededor», ha resaltado ante los periodistas en los pasillos del Congreso de los Diputados. El portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha admitido que tenía dudas sobre si acudir a la ronda de consultas o renunciar al encuentro personalizado como han hecho sus socios del BNG o Podemos, aunque finalmente ha respondido a la llamada de Sánchez. No obstante, considera que no le ha respondido «nada» a la pregunta que le ha dirigido en la sesión de control e incluso afea que haya subido el tono con él en lugar de hacerlo con PP y Vox.
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