‘Informe Napoli’, rival del Barça en Champions: ¿por qué el éxito ha destruido al campeón del ‘Scudetto’ en 9 meses?
El éxito ha devorado al Nápoles. Llega el miércoles a su cita europea ante el Barça zarandeado por una caótica temporada donde ha ensuciado la corona que le hizo ser hace el dueño de la Serie A hace nueve meses. Alcanzó el Scudetto, el primero tras la época de Diego Armando Maradona después de 33 inacabables años de espera, y el volcán entró en erupción con otro cambio de entrenador.
Se marchó el arquitecto del éxito y se desplomó el equipo. Se sostenía en la creatividad y modernidad táctica que le imprimió Luciano Spalletti, actual seleccionador italiano, por lo que su adiós, y por voluntad propia, desencadenó el caos.
Se iba, como confesó, “por amor” al club y para tomarse un año sabático, algo que no cumplió luego. La apuesta por el francés Rudi Garcia fue tan breve (apenas cinco meses) como decepcionante (16 partidos, solo ocho triunfos), por lo que Di Laurentis, propietario del club partenopeo, acudió a un viejo maestro del antiguo calcio.
Se puso en noviembre pasado en manos de Walter Mazzarri. Pero el equipo no levantó cabeza. “Se han cambiado demasiados jugadores con respecto al año pasado, no podemos ser los mismos”, argumentó el veterano técnico, quien a sus 62 años, no encontró salida a la crisis futbolística y hasta de identidad que ahoga al Nápoles. Francesco Calzona es la tercera vía.
En tres meses, Mazzarri ha transitado hasta por hasta cuatro módulos tácticos distintos sin encontrar la estabilidad para su equipo. Empezó encadenado al 4-3-3, atrapado por el legado de Spalletti, pero no se salía de ese laberinto. A Rudi García le pasó lo mismo y le costó el despido. El nuevo técnico no tendrá tiempo para hacer demasiados cambios,
Mazarri lo probó casi todo. Primero con el 4-4-2 retrasando un poco al díscolo Kvaratskhlelia para atacar con solo dos delanteros: Simeone y Raspadori. Luego, ya en plena emergencia, al comprobar que el Nápoles no funcionaba, apeló al traje táctico de los tres centrales (Di Lorenzo, Rrahmani y Juan Jesús) para darle estabilidad defensiva a un equipo que no tiene equilibrio alguno.
Menos balón y equipo más compacto buscaba Mazzarri en una revolución sin fin. Sin fin y estéril, recurriendo al 4-2-3-1 ya de forma desesperada y la confianza de recuperar a Osimhen, “que yo lo he tenido poquísimo”, se lamentaba tras el empate con el Genoa. “En la primera ocasión nos meten gol y no sabemos aprovechar las que tenemos nosotros”, se quejó luego Mazzarri, en un discurso parecido al de Xavi.
Está considerado en Italia el Nápoles como uno de los peores campeones de la historia porque está a 27 puntos del líder, el intratable Inter de Inzaghi y aún quedan 14 jornadas para acabar la Serie A.