Alexia celebra el título de la Nations League desde el banquillo
Estaba, por encima de todo, la conquista de un título. El primero de la Nations League, menor en comparación con el Mundial ya conquistado, y el oro olímpico y la Eurocopa (2025) por conquistar, pero importante para alargar el hilo del éxito con el que se cosió España la estrella que luce en la camiseta. “Este equipo no tiene techo”, gritaba Aitana Bonmatí, coleccionista de títulos, también individuales: se llevó el MVP del encuentro.
Abrazo con Tomé
El juego del equipo, intenso, agresivo, dominador, mantuvo atrapadas las miradas sobre el césped a la espera de que se produjera el momento de la reaparición de Alexia, convertido en un morbo más que en una alegría por la polémica generada entre la federación, la seleccionadora, la futbolista y el Barça a resultas de la convocatoria de Alexia, que no tiene el alta médica y que no juega desde noviembre, cuando se dolía de la rodilla izquierda, la que había sido operada diez meses antes por una rotura de ligamentos cruzados.
Y Alexia no jugó. Ni calentó por la banda, como aconsejaba la lógica pese a que la federación pergeñó un sainete. Pero estaba allí, con sus amigas y compañeras, y se fundió en un abrazo con Montse Tomé. Con mucho agradecimiento contenido por haberla incluido en la lista de las 23 participantes emitida en la medianoche del martes para cultivar el oscurantismo y las sospechas. Alexia entraba, igual que Tere Abelleira, también lesionada. La inclusión de ambas encerraba un sentido simbólico y consistía en que salieran en la foto con el confeti de las campeonas, ellas que son partícipes de la época dorada y que el azar las privaba de su participación.