La crónica del Girona-Osasuna: Portu y Savinho certifican el retorno al segundo lugar
Cada gol fue una preciosa obra de arte. Tejida con paciencia e inteligencia. En el primero, obra de Portu, intervinieron hasta 10 jugadores, símbolo del fútbol coral que practica el Girona de Míchel, un equipo reconocible, pase lo que pase. En el segundo, que llevó la firma del eléctrico Savinho, intervino Miguel, que tiene un GPS en la punta de su bota izquierda para detectar el desmarque en profundidad de Aleix García, quien asistió de córner, que se rebeló en la segunda mitad de una mala primera. Jugó a fútbol bajo una lluvia incesante que le confería un aire épico a la noche que devuelve al Girona al segundo lugar de la Liga, cada vez más cerca de la Champions, ajenos incluso a errores arbitrales, como ese penalti escamoteado al propio Savinho.
Hasta que llegó a Tsygankov, prólogo de ese 1-0 que llenó de alegría la lluviosa noche de Montilivi. Lluviosa, con un incómodo viento, y fría noche, que adquirió luego un aire mágico cuando el ucraniano giró su tobillo izquierdo para servir una asistencia de gol a Portu.
En el radar de Tsygankov se había detectado la diminuta figura del delantero murciano, quien escapó de la línea de tres centrales ideada por Jagoba Arrasate, técnico de Osasuna. Portu fue invisible para la zaga navarra.
En realidad, el técnico de Vallecas solo usó a un lateral, que no ejerció de tal. Fue Miguel, el elegante zurdo que galopa por Montilivi, más interior y hasta segunda punta que defensa, moviéndose con soltura e inteligencia.
Una calma rota pasada la media hora de partido porque Osasuna intensificó su presión, aunque el entramado defensivo del Girona le dejó seco en la primera mitad. En esos 45 minutos iniciales ni un disparo a la puerta de Gazzaniga, espectador privilegiado de los lejanos tiros desde fuera del área firmados por Mojica y Moncayola.