Cuatro mujeres, siete días y una misión: conquistar en bici los Pirineos
Enfermeras, administrativas, ingenieras… Ninguna es ciclista profesional, todavía cuesta ganarse la vida de la bicicleta, pero junto a Sheila, Miriam y Maria, forman el equipo RACC HolaBici que se ha convertido ya, tras tres años en marcha, en uno de los referentes del ciclismo amateur femenino. Son pioneras, porque todavía hay pocos, pero la familia que forman y la manera en la que se complementan unas a otras les basta para sacar adelante los retos que se proponen cuando las fuerzas flaquean.
Visibilización de la mujer
Aunque en los últimos tres años ha aumentado significativamente el número de féminas que se inscriben en este tipo de pruebas cicloturistas de resistencia, todavía queda un largo camino por recorrer. “Nos hemos dado cuenta de que mientras que a los hombres les motiva que les digamos que es una prueba durísima y épica, a las mujeres no. No se sienten cómodas con esta idea porque no tienen referentes en quienes verse reflejadas. El 90% de los inscritos son hombres”, afirma Oriol Sallent, desde la organización de la Transpyr.
Es precisamente esta voluntad de visibilización la que dio vida a esta iniciativa. “No buscábamos crear un equipo competitivo profesional, sino dar voz a las mujeres que quisieran demostrar que en el ciclismo también hay espacio para quienes quieran romper barreras”, afirma el Team Manager del equipo, David Felipe. Y es que, a día de hoy, es todavía una disciplina muy masculinizada en la que las mujeres luchan por hacerse un hueco. Sin ir más lejos, 2024 será el primer año en el que haya una Volta a Catalunya femenina y queda todavía mucho trabajo por hacer.
Deporte mental
“Uno de los miedos que tenía al principio y por el que evitaba salir con chicos era porque sufría porque me tendrían que esperar. Encontrar otras chicas con quien salir me dio la confianza de hacerlo sin tener que demostrar nada a nadie y poder decir ‘eh, que yo también puedo’. Pero eso, sin referentes, es complicado”, explica Aida. Precisamente así se unió Cristina al equipo. Es la que tiene menos experiencia, lleva poco más de dos años rodando, pero recuerda la primera vez que vio al equipo. “Subían puertos de montaña y yo pensaba ‘wow, qué inspiración’, y fíjate, gracias a eso hoy estoy aquí”, recuerda la menorquina.
“Serán siete días de vivir por y para la bici. Dará igual si llueve, hace frío, te has quemado o te roza el maillot. Va a ser intenso pero mágico”, afirma convencida Nemesí. Es la más veterana, lleva más de 12 años sobre ruedas y echando la vista atrás, asegura que el panorama ha mejorado mucho desde aquellos días en los que salía sola por las carreteras francesas de donde vivía y jamás se cruzaba con otra mujer. “Se me pone la piel de gallina cada vez que una niña me ve pasar en bici y me saluda con ilusión en los ojos, porque siento que de algún modo, le estoy enseñando que si ella quiere, también puede”, reflexiona.
“Para mí, es imprescindible romper el estigma de que las mujeres en bici salen de ‘postureo’ con una bici con cestita a pasear. Somos igual de capaces y competitivas que los hombres”, asegura. “Cuando dos chicos dan rueda a dos chicas, se da por hecho que es porque ellas no podrían ir delante. Si ocurre al revés, lo más probable es que crean que a ellos les ha pasado algo. No se concibe todavía que las mujeres puedan ser líderes”, remarca en la misma línea Aida.