Otra contrarreloj y nueva paliza de Pogacar en el Giro
Tocaba contrarreloj, 31 kilómetros y no hubo sorpresas. No venció Pogacar porque cuando se traza una etapa de estas características sin una cuesta, largas rectas para que la bici se convierta en un cohete y con Filippo Ganna en acción, nadie puede resistir la furia y el empuje del ciclista italiano. Ni siquiera Pogacar que no cumplió con ganar junto al lago de Garda pero sí realizó el objetivo de distanciar a los rivales a más de tres minutos con lo más duro de la montaña todavía encerrado en la caja de sorpresas del Giro; para empezar, este domingo, quizá lo más inquietante con cinco puertos; entre ellos, el Mortirolo, a pesar de que no se afronta por su vertiente más dura y la ascensión camino de la meta al Mottolino de Livigno con desniveles superiores al 18% en la última parte de la subida.
Sería una etapa inquietante para cualquier líder del Giro menos para Pogacar que aparece como el candidato número uno a la victoria siempre y cuando no surja una escapada incontrolada. Pero es que el fenómeno esloveno nunca falla y atormenta a los contrincantes. Los rivales, principalmente Thomas y el corredor colombiano Daniel Martínez, lo dan todo de sí, pero en cada día clave, como este sábado en la contrarreloj, salen noqueados. Thomas hizo un gran esfuerzo, una ‘crono’ valiente y casi perfecta. Se dejó 45 segundos con Pogacar, el único que se atrevió a rodar en los primeros kilómetros con mejores tiempos que Ganna, un portento en la contrarreloj, un espectáculo contemplarlo sobre la bici, para ganar al impresionante promedio de 53,4 kilómetros. Ni siquiera ‘Pogi’ pudo alcanzar, por muy poco, los 53 por hora de media.
En cambio, y al contrario de lo que sucedió la semana pasada, Ganna pudo respirar porque no había una cuesta final para que Pogacar se luciera y se llevase la cuarta victoria de etapa que deberá esperar, al menos, hasta este domingo. Y ya se sabe, si no está Jonas Vingegaard en acción, un doble vencedor del Tour que parece ir en la buena senda tras la brutal caída en la Itzulia, nadie puede toser al astro esloveno, cada vez más líder, más fuerte, más consistente sin que nadie le haga sombra, aunque sea sólo un poquito y con una sombrilla pequeñita, en un Giro que parece tener en el bolsillo, bien amarrado y con mínimas preocupaciones.