Hansi Flick y el 2-8 al decadente Barça de Messi que le puso en el radar
Ahora que Hansi Flick se aviene a vivir la trepidante experiencia de ser entrenador del Barça, parece oportuno revivir aquel impactante 2-8 que el Bayern de Múnich endilgó al Barça de Quique Setién. Quien tenga la misma morbosa curiosidad que el que esto firma, lo puede encontrar entero en UEFA.TV.
Ese Barça se presentó con la espalda medio corva y solo merecía algo de crédito por la presencia de Leo Messi. Ni eso. A la media hora los cuartos de final ya quedaron resueltos con un 4-1 que luego se tornó en el infame 8-2. Si alguna vez unos jugadores de azulgrana actuaron con semejante desidia, debió de ser antes de la irrupción de la televisión en los campos de fútbol. Podría decirse también que futbolísticamente pocas veces se vio una demostración de incapacidad tan grande y tan cruda. Cuatro años después lo ves y aún sonroja.
Los jugadores alemanes volaban hacia delante como aviones plateados. Jubilaron a Semedo como lateral azulgrana. Piqué parecía viejo. Lenglet, blando. Busquets, mareado. Messi parecía tener la cabeza en otro sitio. Y, en fin, mejor no seguir con el repaso, que ya no tiene sentido. La revisión permite constatar que Thiago era un jugadorazo. Que Thomas Muller fue el mejor. Que Alphonso Davies corría que se las pelaba y que Lewandowski, mira por donde, tuvo un día algo espeso cara a puerta. Sí, pudo ser peor. 26 ocasiones dispuso el Bayern, por 8 el Barça.
Si el técnico alemán tiene el genio que se le atribuye, lo pudo enfundar aquella tarde de Lisboa. Es de suponer que lo va a necesitar en Barcelona. No viene a un club normal. Ya lo irá descubriendo. Lo tendrá que sacar a pasear ante los jugadores y se puede apostar que también ante los personajes que envuelven al presidente. Se preguntará cuáles son sus méritos para opinar y, bueno, Pino Zahavi, el superagente amigo de Laporta, ya le habrá informado sobre el noble valor de la amistad.
“El Barça tiene una enorme calidad ofensiva y tuvimos que trabajar mucho en la fase defensiva”, dijo aquel día Flick, padre de dos hijos y abuelo de dos nietos (¿cuándo fue la última vez que hubo un entrenador-abuelo en el Barça?). Ciertamente, se vio un Bayern muy trabajado. Como es de suponer que acepta la plantilla tal y como está, será bonito de ver cómo este consigue que se parezca un poco a aquel Bayern todopoderoso sin quejarse de que no tiene un Thiago, un Muller o, ya puestos, un Lewandowski más joven.