Los socios de Sánchez acudirán a la ronda de contactos tras el escándalo de Cerdán con las espadas en alto y exigiendo más medidas


El más duro ha sido, sin duda, Podemos, que anunció el lunes por la mañana, incluso antes de la rueda de prensa de Sánchez, que no piensa atender la llamada de la Moncloa. «No vamos a participar en una operación de lavado de cara de un partido corrupto», espetó el secretario de Organización morado, Pablo Fernández. Tras la comparecencia del presidente del Gobierno, en un comunicado trasladado a los medios de comunicación, Podemos tachó el discurso de Sánchez de «completamente vacío» y aseguró que el presidente «no está a la altura» de su cargo.

A juicio de los morados, el presidente «no quiere acabar con la corrupción, quiere que pase el escándalo mediático». La formación que lidera Ione Belarra achaca a esa supuesta intención el hecho de que Sánchez «siga sin investigar el alcance de la trama corrupta en el PSOE y en los gobiernos socialistas que adjudicaron las obras bajo sospecha, que siga sin comprometerse a que el PSOE devuelva las cantidades ilegales que hayan percibido sus militantes o la organización, y que siga sin ofrecer garantías de que los hechos no se repitan».

Podemos, de hecho, mezcló sus críticas a la respuesta que está dando Sánchez al escándalo de Santos Cerdán con su descontento por la acción política que el Gobierno lleva meses poniendo en marcha. «Es más urgente que nunca construir una alternativa basada en la paz, la regeneración democrática y la justicia social, porque a los fascistas no les puede parar quien roba ni quien va a gastar en armas el dinero de escuelas y hospitales», espeta la formación en su comunicado, en la que asegura que «el bipartidismo no da más de sí» y donde Podemos se autodesigna la «alternativa» para que en las próximas elecciones «España no tenga que elegir entre lo malo y lo peor».

Ningún otro de los socios parlamentarios de Sánchez se expresó en términos tan duros ni hizo tan a las claras un discurso en clave preelectoral, aunque la rueda de prensa del presidente no convenció a ninguno de ellos. «Lo que pedimos es que el presidente Sánchez y el PSOE hagan limpieza y que tome las decisiones que tenga que tomar y caiga quien tenga que caer», exigió este lunes el portavoz adjunto de la ejecutiva de ERC, Isaac Albert, que calificó de «socavón grave» en la legislatura la supuesta implicación de Cerdán en el caso Koldo y exigió al presidente del Gobierno medidas para acabar con «la impunidad de los corruptores», las empresas que pagaban las mordidas, como también apuntó horas después Yolanda Díaz.

PNV y Junts no rompen con el Gobierno

Por su parte, también a través de un comunicado, la ejecutiva del PNV exigió «mayor contundencia y transparencia» a Sánchez en sus explicaciones sobre la implicación de Cerdán en el caso Koldo. Y, ante la posibilidad de que en los próximos días o semanas se conozcan más informaciones al respecto, los nacionalistas vascos aseguraron que «permanecen vigilantes». No obstante, en el caso del PNV es más importante lo que el comunicado no dice que lo que sí, ya que en ningún momento la formación da la figura de Sánchez por amortizada y tampoco menciona siquiera la posibilidad de apoyar una eventual moción de censura en la que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, fuera el candidato.

Algo similar ocurre con Junts, el otro socio que podría decantar la balanza y dar la presidencia a Feijóo si decidiera apoyar una moción de censura en la que participaran, además, PP y Vox. Este lunes, los independentistas catalanes optaron por el silencio. Y, si bien fueron los primeros que reclamaron a Sánchez una reunión para analizar la viabilidad de la legislatura, el sábado dejaron claro, a su manera, que por ahora no tienen decidido retirar su apoyo al Gobierno. «No podemos disimular nuestra sorpresa ante unos hechos gravísimos que afectan directamente a la honorabilidad de Cerdán y también del PSOE, pero para Junts todo el interés se concentra en si esta crisis del PSOE y Sánchez impactará sobre el cumplimiento de los acuerdos de investidura», porque «en Madrid no tenemos amigos, tenemos intereses», declaró el secretario general de Junts, Jordi Turull.

De entre los aliados más cercanos al Gobierno, EH Bildu es quien se ha puesto más de perfil. Este lunes, la formación abertzale no quiso valorar la rueda de prensa de Sánchez. Y el jueves pasado su líder, Arnaldo Otegi, se limitó a exigir al presidente y al PSOE «absoluta transparencia y honestidad política» para afrontar las nuevas revelaciones sobre el caso Koldo y achacó esta presunta corrupción a «un contexto político e histórico muy concreto en el Estado español».