
No es nada nuevo, el fan más fan suele mirar siempre por sus expectativas más que por el bienestar del artista. Ahora, además, ya no solo basta con tocarlos, ahora mejor si logras un vídeo juntos: el trofeo siempre primero. Que locura pensar que Beyoncé podía estar angustiada por haber estado colgada de un cable defectuoso. Ni siquiera ahí damos un respiro a los artistas. Incluso no nos percatamos del calado del asunto. Quizá porque pensamos que hasta los fallos técnicos son efectos especiales en esta vida devorada como un histérico reality show.
Al menos, la inteligencia artificial todavía es previsiblemente tosca en sus recreaciones y nos saltan las alarmas. La realidad suele ser más como el incidente del concierto de Beyoncé. Estamos colgados de un hilo y, aunque el hilo se tambalee, el artista debe saludar a las cámaras de los móviles que siempre están listas para inmortalizar el momento. O de lo contrario dirán que, encima de sobrevivir, fuiste antipática.