Sánchez afronta su semana más crítica por el ‘caso Cerdán’: ejecutiva federal del PSOE y una sesión de control clave para la legislatura


Santos Cerdán en el Congreso de los Diputados

Son sus socios los primeros que exigen explicaciones. Si bien ninguno se plantea nada parecido a dejar caer el Gobierno, sí que han mostrado públicamente su preocupación por las revelaciones de la UCO. Dos de los sostenes del Gobierno, los secesionistas gallegos de BNG y catalanes de ERC ya exigieron la presencia de Sánchez en la Cámara Baja el jueves. El principal socio de Gobierno, Sumar, por ahora ha exigido la entrega del acta de diputado de Cerdán, y ha pedido al PSOE una reunión urgente de la comisión de seguimiento del pacto de Gobierno.

Podemos, que aunque no deja caer al Gobierno en la práctica ejerce de oposición al Ejecutivo desde la izquierda, pidió el jueves una comisión de investigación sobre el ‘caso Cerdán’ para que Sánchez compareciera, por lo que es de esperar que este miércoles aprieten las tuercas del presidente en la sede parlamentaria. 

Será interesante ver también cómo plantea Junts el escándalo: Santos Cerdán fue el enviado especial de Sánchez para negociar con Puigdemont los términos de la amnistía. El partido independentista radical no tiene interés tampoco en hacer caer al Gobierno, pero es de prever que redoble sus exigencias aprovechando la debilidad del PSOE. Más cauto parece por ahora el PNV, que incluso el jueves se mostró, por medio de su portavoz Aitor Esteban, sorprendido ante la reacción de Pedro Sánchez ante un caso del que por ahora solo hay un informe policial. La dependencia que tienen los jeltzales del PSE para mantener el Gobierno vasco hacen que Sánchez pueda estar tranquilo cuando mire a la bancada peneuvista este miércoles.

La oposición no tendrá piedad

Los que no van a ser nada benévolos son los dos principales partidos de la oposición: PP y Vox. Ambos partidos han olido la sangre y ven a Pedro Sánchez en su mayor momento de debilidad desde que ocupa la Moncloa. No obstante, los enfoques son diferentes. Alberto Núñez Feijóo es cauto y no quiere precipitarse. La posibilidad de una moción de censura está descartada y su idea ahora es seguir desgastando sin piedad a Sánchez y ver, mientras, cómo se mueven los socios de Sánchez.

Más agresivo es Vox, que incluso ha hecho un llamamiento a los distintos grupos para que cedan dos votos que hagan prosperar una moción de censura. En el peor de los casos, opinan desde la calle Bambú, la moción obligaría a los socios de Sánchez a retratarse ante el mayor escándalo de corrupción del PSOE en los últimos años. En el PP no comparten esa idea: creen que una moción de censura fracasaría con toda seguridad, acabaría siendo un balón de oxígeno para Sánchez y sería una bala desperdiciada en su lucha por sacar a los socialistas de Moncloa, que creen que es una fruta madura que cada vez está más cerca de caer.