El rey Harald de Noruega no piensa dimitir a pesar de sus problemas de salud
Sobre todo porque en menos de un mes cumple 87 años y ya son varias las hospitalizaciones que lleva acumuladas en los últimos años, la mayoría de ellas por infecciones, una de ellas por culpa de la pandemia del coronavirus, en marzo de 2022. Además, en octubre de 2020 se le reemplazó una válvula en una operación cardíaca —la anterior se le colocó en 2005, en una intervención a corazón abierto—, así como también se le ha operado de la rodilla.
Esto último es bastante notable porque desde entonces sus problemas de movilidad son de dominio público: raras veces ha aparecido el rey Harald de Noruega en público sin verse asistido por unas muletas. Y por todo ello, más el reciente ejemplo de su homóloga danesa, han hecho que comiencen a surgir voces que requieren una renovación monárquica.
Aun así, hace apenas una semana, en una rueda de prensa, el soberano se mostró tajante sobre dicho relevo en el trono para dejarle su sitio a su hijo. “No, la verdad es que no [pienso en ello]. Me atengo a lo que he mantenido siempre. Hice un juramento ante el Storting [el Parlamento noruego] y es para toda la vida”, dijo.
El príncipe heredero, mientras tanto, se mantiene a la espera, llegando a asegurar, como admitió en 2019, que con su padre hace “un buen equipo” para llevar los asuntos de la corona. Al fin y al cabo, sabe que sin la ley sálica que imperó en Noruega hasta la década de 1990 y cuya supresión no fue con efecto retroactivo, él no subiría jamás al trono: ese honor le habría correspondido a su hermana mayor, Marta Luisa de Noruega.