Viñetas desde el corredor de la muerte: “La pena capital es una violencia de Estado insoportable”
En 2008, Renaldo McGirth fue condenado a la pena capital por un crimen cometido dos años antes, cuando tenía 18. Desde entonces está en el corredor de la muerte de una prisión de Florida, en una celda de 5 metros cuadrados sin ventanas, saliendo dos o tres veces a la semana a un patio de hormigón. La dibujante francesa Valentine Cuny-Le Calle (París, 1996) tenía 19 cuando en 2016 inició con este reo afroamericano un intercambio epistolar que se convirtió en una amistad que aún mantienen hoy. En 2019 acordaron un proyecto a cuatro manos que cristalizó en su primer cómic, de más de 400 páginas, ‘Perpendicular al sol’ (Salamandra Graphic / Finestres), donde además de reflejar su relación, sin entrar a debatir su inocencia o culpabilidad ni investigar su caso, denuncia el sistema penitenciario estadounidense, la aplicación de la pena de muerte y el racismo sistémico.
“En el corredor de la muerte la mayoría son culpables, pero desde los años 80 también se ha liberado a 196 presos que eran inocentes. Soy humana y no soy ajena a los crímenes cometidos, muy graves, pero es importante mostrar lo injusto de un sistema que no protege a nadie, ni a inocentes ni culpables, y hace daño a todos. La pena de muerte es una violencia de estado insoportable, un uso dictatorial de un estado contra el cuerpo de las personas“, clama Cuny-Le Calle por videoconferencia desde Texas, uno de los estados que la aplican.
“El objetivo de la cárcel es dañar cuerpos y espíritus. Se habla del ‘síndrome del corredor de la muerte’, una realidad física y psiquiátrica de los detenidos, que si no tienen ya un estado mental frágil acaban sufriendo grandes depresiones, neurosis, pérdida de contacto con la realidad… A algunos los sedan con antipsicóticos, porque la ley dice que no se puede ejecutar a alguien que no tenga consciencia de que va a ser ejecutado y así les mantienen esa chispa de conciencia para poder ejecutarlos”.
“Quienes han contemplado una ejecución hablan de ‘espectáculo de terror’. Hay quien dice que el condenado lo merecía, o que incluso debería haber sufrido más. Esa es una visión de la justicia basada en la venganza. Pero hay familias, como un hijo de la víctima de Kenneth Smith, que aunque dijo sentirse aliviado, añadía que hacía mucho que lo habían perdonado”.
McGirth no ha podido ver el cómic terminado. “Es posible que mientras esté en la cárcel no le dejen verlo, aunque se lo mandé a su madre, su abogada y su novia. Es por la censura de la prisión. Como explico en el álbum, muchos dibujos y fotocopias que le enviaba eran rechazados y me los devolvían alegando supuestas amenazas para la seguridad o que las imágenes podían servir de modelos para tatuajes…”.
Una pequeña parte de los dibujos son del propio McGirth. “Unos, como el de los 5 metros cuadrados de su celda, son del sistema carcelario, de una precisión quirúrgica, hechos con bolígrafo negro como si fuera un grabado sobre cobre, con mucha presión sobre la hoja”, señala. Otros son de flores y paisajes, con ‘gouache’, los únicos en color del cómic. “Los hizo con una especie de barniz artesanal con gelatina de pelo y pegamento. Tienen mucho valor porque no se les permite acceder a ninguna planta ni vegetal. Desde su condena solo ha tenido contacto con flores de papel”. Como alude el título, desde el patio de hormigón solo puede alzar la cabeza “perpendicular al sol”.