La derrota de Montilivi hipoteca y debilita el proyecto Laporta-Xavi
La undécima derrota de la temporada no fue una derrota cualquiera. La de Girona no reportó la pérdida de la Supercopa de España como la cosechada ante el Madrid (4-1), la eliminación en los cuartos de la Copa del Rey frente al Athletic (4-2), o la despedida de la Champions con el París Saint-Germain (1-4). Tuvo en común, como esas, que el Barça salió goleado de nuevo (4-2) en el duelo directo con el Girona, igual que en Montjuïc (2-4). Y tuvo en común que Joan Laporta, el presidente, se llevó otro sofoco. Como millones de culés. Pero en el club sólo manda él.
El sofoco va más allá de ser testigo del sorpasso del Girona al segundo lugar en la clasificación y que le garantizó el concurso en la Champions -objetivos todavía al alcance del Barça con cuatro jornadas por delante-, sino que la estrepitosa caída frente a un rival directo se produjo después de una decisión estratégica y capital: reafirmar la continuidad de Xavi Hernández.