«La cámara de vídeo doméstica para filmar mis primeros goles. La sonrisa tonta de mis primeros conciertos y la baba a la altura del rodapié. Solo a él le dejé acariciarme el pelo. Y cuando se cansaba, me movía para que se diese por aludido y siguiera con su cometido. Si me preguntan, diré que su mayor hito fue pegar los ojos del cocodrilo sacamuelas del revés. Y cuando tenía que estar enfadado por la extracción de pieza dental, lucía triste. Lo que marcó nuestra infancia.», ha seguido recordando.

«Ahora, que está sedado a punto de cruzar el umbral y, que dejo de ser hijo para ser raíz, solo puedo agradecer a este hombre el amor horizontal en el tiempo de descuento, todas las nocheviejas atrasadas y el poder acariciarte el pelo yo a él. Ya se puede bajar de la cruz sin clavos del cristo de Dalí. Ya construiste tu barca, papá. Me hago cargo», ha finalizado de manera emotiva.