Una semana con el gas topado: decepcionante para el Gobierno, frustrante para el ciudadano
Si el lunes, el último día sin tope al precio del gas, la subasta de la electricidad cerraba con un precio medio de 214,05 euros MWh, el martes el coste de la luz para el día siguiente ascendía hasta los 224,86 MWh y lo hacía a pesar de la caía del precio de la electricidad en el mercado. La explicación a esa paradoja había que buscarla en un nuevo elemento que entraba en escena por la implementación de la denominada ‘excepción ibérica’: la compensación a las eléctricas.
Alta demanda de gas
Con una energía eólica prácticamente inexistente y la fotovoltaica entrando en el mix energético únicamente durante las horas diarias, ha sido necesario recurrir al gas como principal fuente energética, llegando ha alcanzar una potencia de 17.500 KWh el jueves. Las circunstancias meteorológicas han frustrado las previsiones del Gobierno.
Decepción moderada
Para la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), “el impacto inicial” del límite a los precios del gas “ha sido positivo, pero modesto”. En un informe sobre los primeros días del mecanismo, coincide con el Gobierno en que la luz habría subido todavía más, pero denuncia el efecto de la compensación a las eléctricas, que llama “subvención”, y apunta a efectos futuros que deberán confirmarse a medida que avancen las semanas y los meses.
Ajuste del mercado
Otra de las consideraciones que hace Fedea sobre el efecto de limitar el precio del gas es que previsiblemente aumentará el número de consumidores del mercado regulado en detrimento del liberalizado, justo lo contrario de lo que pide Bruselas o la CNMC y de la tendencia del último año, lo que a su vez refleja que, aunque decepcionante, la medida contiene los precios. Este pronóstico se basa en el hecho de que de momento solo los consumidores del mercado regulado, con un Precio de Venta de Pequeño Consumidor (PVPC) -el 37% de los hogares- está acusando ahora el mecanismo.
El resto de consumidores, del mercado liberado, se irán incorporando a medida que revisen sus contratos a plazo, generalmente de un año. Como la previsión es que las comercializadoras tengan que hacer cálculos con un precio del gas más caro que hace un año, Fedea prevé que sus ofertas no serán mejores que el precio mayorista del mercado regulado. “Con alta probabilidad, la adquisición de energía en los mercados por parte del comercializador se hará a precios más altos de los que obtuvo en su momento. Por lo tanto, un probable efecto de la medida es que aumenten los incentivos para los consumidores domésticos a desplazarse desde el mercado libre hacia el mercado regulado”, explica el informe.