En estos términos se ha expresado el jefe del Ejecutivo este martes, en el discurso que ha realizado ante los diputados y senadores de su grupo en el Congreso de los Diputados, en medio de la polémica por las rebajas de condena y la falta de acuerdo con su socio de coalición, Unidas Podemos, para acometer la reforma de la norma.
Las diferencias radican en que los ‘morados’ creen que la reforma socialista, que aumenta las penas y divide en subtipos la agresión sexual dependiendo si hay violencia o intimidación, no respeta lo que ellos ven sustancial de la norma: que el consentimiento esté en el centro. El presidente, no obstante, ha señalado que la ley ya sitúa «el consentimiento en el centro de cualquier agresión sexual» y que la propuesta del PSOE pasa por «corregir» los «efectos indeseados».
En este sentido y vista que la lucha entre PSOE y Unidas Podemos se encarniza cada día más -este martes, a cuenta de unas declaraciones de la ministra de Justicia, Pilar Llop-, el jefe del Ejecutivo ha querido señalar el «compromiso histórico» del PSOE «con el movimiento feminista». «Los avances de igualdad real entre hombres y mujeres siempre llevaron nuestra firma«, ha lanzado el presidente, calentando ya la precampaña y visualizando que los dos socios hoy coaligados en el Gobierno central mañana lucharán por el voto de las mujeres en las próximas citas electorales.
«La voluntad del Gobierno con esta reforma está en dar respuesta al sufrimiento de las víctimas y dar tranquilidad a la sociedad tras la alarma social [generada por las rebajas de penas]», ha lanzado por su parte la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ha señalado que la reforma socialista «coincide» con Igualdad porque habla de «las bondades de la ley, de que ha habido efectos indeseados y que hay que aumentar las penas».