a]:text-link-normal dark:[&_>a]:text-link-dark [&_>a]:decoration-1 [&_>a:hover]:underline [&_>a:hover]:text-link-hover [&_>a:hover]:decoration-2 [&_b_a]:text-link-normal dark:[&_b_a]:text-link-dark [&_b_a]:decoration-1 [&_b_a:hover]:underline [&_b_a:hover]:text-link-hover desktop:leading-relaxed break-words font-serif» data-original-text-size=»text-xl»>Su aplicación condujo al fallecimiento de 7.291 personas en las residencias de la Comunidad de Madrid entre marzo y abril de 2020, según sostienen los familiares que los han denunciado por un supuesto delito de discriminación en la prestación de asistencia sanitaria.
a]:text-link-normal dark:[&_>a]:text-link-dark [&_>a]:decoration-1 [&_>a:hover]:underline [&_>a:hover]:text-link-hover [&_>a:hover]:decoration-2 [&_b_a]:text-link-normal dark:[&_b_a]:text-link-dark [&_b_a]:decoration-1 [&_b_a:hover]:underline [&_b_a:hover]:text-link-hover desktop:leading-relaxed break-words font-serif» data-original-text-size=»text-xl»>La primera discordancia se refiere a la misma autoría de los protocolos. Ante la comisión de investigación de la Asamblea madrileña, el 24 de febrero de 2021, Carlos Mur, que fue director general de Coordinación Sociosanitaria hasta mayo de 2020, admitió haber firmado las “seis versiones” que se hicieron de esas directrices. Pero también aseguró que los textos tenían “como base” un documento “inicialmente elaborado” por Javier Martínez Peromingo, entonces jefe de Geriatría del hospital Rey Juan Carlos. Precisamente quien sustituyó a Mur de Víu como director general en mayo de 2020. Además, detalló, los protocolos incluían “las aportaciones de los expertos geriatras” con los que había mantenido una reunión el 13 de marzo. El objeto de esa cita, dijo, era “dar cumplimiento a la indicación de medicalizar” las residencias, una medida que nunca llegó a ponerse en práctica.
Los dos desaprobaban los protocolos
a]:text-link-normal dark:[&_>a]:text-link-dark [&_>a]:decoration-1 [&_>a:hover]:underline [&_>a:hover]:text-link-hover [&_>a:hover]:decoration-2 [&_b_a]:text-link-normal dark:[&_b_a]:text-link-dark [&_b_a]:decoration-1 [&_b_a:hover]:underline [&_b_a:hover]:text-link-hover desktop:leading-relaxed break-words font-serif» data-original-text-size=»text-xl»>Cuando un diputado preguntó a Martínez Peromingo por qué creía él que habían destituido a Carlos Mur, el geriatra se limitó a contestar que no lo sabía. También se le preguntó si consideraba que su antecesor “lo había hecho todo bien”. “Creo”, respondió, “que él vivió una situación complicadísima desde todos los puntos de vista, y que cometió muchos errores. Uno de ellos fue, por ejemplo, el envío de los borradores [a los geriatras y a los directores de residencias], o no borradores, no dejándose asesorar”.

Las residencias no fueron medicalizadas
a]:text-link-normal dark:[&_>a]:text-link-dark [&_>a]:decoration-1 [&_>a:hover]:underline [&_>a:hover]:text-link-hover [&_>a:hover]:decoration-2 [&_b_a]:text-link-normal dark:[&_b_a]:text-link-dark [&_b_a]:decoration-1 [&_b_a:hover]:underline [&_b_a:hover]:text-link-hover desktop:leading-relaxed break-words font-serif» data-original-text-size=»text-xl»>A juicio de Mur de Víu, habrían hecho falta de 200 a 250 profesionales sanitarios para medicalizar todas las residencias. Esas dos docenas de médicos y enfermeras que sí llegaron a los centros de mayores, añadió, no fue más que el “personal que quedó tras montar el hospital de Ifema”. Al hospital de campaña, que se abrió a partir del fin de semana del 21 y 22 de marzo de 2020, se enviaron 600 médicos y 821 enfermeras, procedentes del cierre de los 37 servicios de urgencias de Primaria. Con ese personal, precisamente, era con el que “en principio se pensaba medicalizar las residencias”, reconoció Carlos Mur a los diputados madrileños. Por el contrario, esos profesionales sanitarios se “canalizaron”, indicó al Juzgado de Instrucción número 9 en una declaración como testigo, “hacia otros dispositivos que se estaban abriendo”, en referencia al hospital de Ifema y a los hoteles medicalizados.
Un general sin ejército
a]:text-link-normal dark:[&_>a]:text-link-dark [&_>a]:decoration-1 [&_>a:hover]:underline [&_>a:hover]:text-link-hover [&_>a:hover]:decoration-2 [&_b_a]:text-link-normal dark:[&_b_a]:text-link-dark [&_b_a]:decoration-1 [&_b_a:hover]:underline [&_b_a:hover]:text-link-hover desktop:leading-relaxed break-words font-serif» data-original-text-size=»text-xl»>Según sostuvo Antonio Burgueño ante la comisión de investigación, habría hecho falta “un ejército de 250 médicos” para prestar la atención necesaria en las residencias. Esos facultativos deberían haber salido de los centros de Atención Primaria, al tiempo que deberían haberse enviado a los mayores enfermos a “hospitales de agudos y hospitales de larga estancia”, mantuvo. Era una de las medidas, aclaró en una entrevista en El País en junio de 2020, de las 270 que componían el “plan de guerra” –“Ya tenemos un general”, dijeron– elaborado por su equipo de la consultora por encargo de Díaz Ayuso y presentado a los responsables del Gobierno madrileño el 12 de marzo. Un día antes, por tanto, de que comenzase a aplicarse la exclusión de los residentes por su nivel de dependencia.
a]:text-link-normal dark:[&_>a]:text-link-dark [&_>a]:decoration-1 [&_>a:hover]:underline [&_>a:hover]:text-link-hover [&_>a:hover]:decoration-2 [&_b_a]:text-link-normal dark:[&_b_a]:text-link-dark [&_b_a]:decoration-1 [&_b_a:hover]:underline [&_b_a:hover]:text-link-hover desktop:leading-relaxed break-words font-serif» data-original-text-size=»text-xl»>A preguntas de los diputados, Antonio Burgueño no dudó en asegurar que los mayores de las residencias “no fueron bien atendidos”: “Hubo enfermos que murieron sin haber visto un médico”.