Sánchez vuelve a los mítines ante la investidura de Feijóo y las críticas a una posible amnistía en el PSOE
El presidente, cuyo último mitin fue en Málaga el pasado 1 de septiembre, busca así recuperar perfil político y poner en la diana a Feijóo, que tratará de ser investido la semana siguiente. Será una buena ocasión para ver qué discurso hilvana Sánchez para contrarrestar la ofensiva de los populares, que ya parecen haber asumido la imposibilidad de conseguir los cuatro votos que les faltan para que su presidente alcance la Moncloa. “Le quedan dos semanas”, dijo ayer Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, “pero intenta llenar un vacío de contenido y propuestas”. “Es un candidato derrotado que va hacia otra derrota”, reflexionan en la cúpula socialista.
Asimismo, desde Ferraz también han comenzado a usar una de las principales líneas de ataque de Sánchez a Feijóo en la campaña electoral de las elecciones generales del pasado 23 de julio y en la que podría incidir el secretario general de la formación: el liderazgo del gallego o la supuesta falta de él. Según el PSOE, a Feijóo “le marcan el camino” el expresidente del Gobierno José María Aznar y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Además, los mítines también prevén revitalizar al partido, algo revuelto en la actualidad por las condiciones impuestas por las formaciones independentistas catalanas para investir a Sánchez. Desde Ferraz han tratado de imponer “discreción” a las conversaciones -que han confirmado que ha habido-, pero tanto las prisas de Sumar -incluido un viaje de la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz para reunirse con Carles Puigdemont, expresident de la Generalitat ahora huido de la Justicia- como la subida de tono de Junts y ERC por la Diada han enrarecido el ambiente.
También han conseguido que la vieja guardia de los socialistas se ponga en armas. Empezó el expresidente Felipe González, junto con su segundo Alfonso Guerra, así como los exministros Ramón Jáuregui y Jordi Sevilla. Todos ellos han criticado con énfasis la posible ley de amnistía para los protagonistas del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, un texto sobre el que en Moncloa y en Ferraz rechazan hablar hasta que pase el intento de investidura del PP. Y es que, no solo históricos socialistas se han mostrado en contra, sino que también Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, ha levantado la voz. Lo volvió a hacer ayer, censurando que el Gobierno “cambie de un día para otro la posición respecto a la amnistía”. “Es enormemente grave”, apuntó.